Lo del máster

Cuando se planteó la batalla abierta dentro del PP tras la inevitable saga/fuga de Mariano Rajoy escribí en este mismo papel digital que Pablo Casado no había dirimido todavía –o dirimido otros por él– el asunto de su máster. Un “caso máster” que a los conmilitones les parece una “chorrada” en el mejor de los casos y en otros una auténtica “caza de brujas”.

Para la izquierda –que bate palmas– se trata cuasi de un asesinato con sangre y se apresta con más o menos obscenidad a rematar al emergente. Voces que suenan de dentro del “círculo interior” pablista me desmenuzan el auto de la jueza Rodríguez Medel –la ex asesora de Rafael Catalá– para concluir que se trata de un esperpento con pretensiones de legajo.

"Tengo la impresión de que ni militantes, ni dirigentes populares que secundaron a Pablo Casado dieron importancia al asunto"

Para los enemigos/adversarios el traslado de la causa al Tribunal Supremo por mor del aforamiento era una canción ya silbada, máxime cuando otros 'compis' del famoso máster ya han sido imputados. El auto del “regalo” es, en cualquier caso, una bomba retardada en el tiempo pero con efectos inmediatos. Suceda lo que pase en el Supremo el hecho descriptible a día de hoy es que la onda expansiva ha alcanzado de plano los intereses políticos del nuevo jefe del Partido Popular. Por de pronto, energías y tiempo que deberían ser destinadas a afianzar su liderazgo y aumentar las posibilidades de su formación ante citas electorales de singular importancia, se están derrochando por el sumidero. Tengo la impresión cierta de que ni militantes, ni dirigentes populares que secundaron a Pablo Casado dieron importancia al asunto ni cuando se le eligió como sucesor de Rajoy, ni en semanas posteriores. ¡Siempre les pasa lo mismo!

Vamos a ver la madera de líder con la que nos viene PC. Su cuajo, su capacidad de aguante y sus hechuras como jefe de equipos. Quizá la prueba haya llegado demasiado pronto, aunque no de sorpresa.