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Palo Alto
Por
El cristo de las fragatas
Nadie en su sano juicio quiere bombas, ni fragatas ni nada que tenga con ver con el enfrentamiento. Pero el mundo es lo que es
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Algunas miembras del Gobierno se creen que gobernar un país como España —por ahora tercera potencia económica de la Unión Europea y el segundo país más extenso en territorio, también por ahora— es como jugar a conspiradores en los aledaños de la Plaza de las Salesas.
Pongamos un somero ejemplo. La decisión de la ministra de Defensa, Margarita Robles, ¡qué porte revistando tropas!, de devolver a Arabia Saudí los diez millones de euros por 400 bombas inteligentes que finalmente no serán entregadas y, al mismo tiempo, poner en cuestión la fabricación de cinco fragatas para la armada del mismo país en los astilleros de San Fernando por cuenta de la empresa pública Navantia ha conseguido que hasta Susana Díaz se lleve las manos a la cabeza. Dependen diez mil puestos de trabajo en una zona (Cádiz) donde la señora Robles cree que sobra el trabajo. Claro, ella ha vivido siempre de la mamandurria pública. Para qué industrias tan desagradables y con tan escaso glamour…
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El Confidencial, como en tantos casos informativos, ha destapado el horror de algunos ministros (as) que en contacto con la lideresa andaluza intentan torcer el brazo a la heroica Robles. Tengo para mí que, aunque no se tragan personal y políticamente, Susana hará tragar la decisión en la propia garganta del presidente del Gobierno.
Tengo para mí que, aunque no se tragan personal y políticamente, Susana hará tragar la decisión en la propia garganta del presidente del Gobierno
Nadie en su sano juicio quiere bombas, ni fragatas ni nada que tenga que ver con el enfrentamiento. Pero el mundo es lo que es. Vuelvo a recordar aquí el aserto magistral de Alejandro Dumas: "Algún loco puede tener la pretensión de cambiar el futuro…Pero solo los rematadamente estultos caen en la tentación de cambiar el pasado…".
Tengo para mí que minusvaloran el poder interno de la lideresa. Sigan atentos a la pantalla porque este tema promete.
Algunas miembras del Gobierno se creen que gobernar un país como España —por ahora tercera potencia económica de la Unión Europea y el segundo país más extenso en territorio, también por ahora— es como jugar a conspiradores en los aledaños de la Plaza de las Salesas.