Es noticia
¿Dice usted que hay un gobierno?
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

¿Dice usted que hay un gobierno?

Aquella difundida ética sobre no "patrimonializar" el Estado saltó por los aires al minuto siguiente de que separatistas, podemitas, Bildu y demás mártires se unieron al PSOE

Foto: Pedro Sánchez en la Moncloa. (EFE)
Pedro Sánchez en la Moncloa. (EFE)

Observado en lontananza el discurrir (105 días) del gobierno de Pedro Sánchez habrá que concluir que no se encuentra paragón alguno con los distintos poderes ejecutivos constituidos desde la restauración democrática en 1977.

Tiene su aquel por cuanto su acceso al poder —aunque legal— fue tan extraño como sorprendente y si se me apura inverosímil. No por la aplicación de un artículo netamente constitucional (moción de censura), sino por los apoyos cosechados y por la enorme rapidez con los que se fraguó una entente anti Rajoy, se nombró un gobierno y se presentaron proyectos.

Con una rapidez inusual e inusitada el gobierno Sánchez —yo, sinceramente, no me atrevo a calificarlo de "banda" como ha hecho la COPE de Fernando Giménez Barriocanal— tomó hasta los últimos recovecos del poder estatal. Todo el que de una forma u otra venía apoyando su carrera recibió coche oficial, sueldazo y prebenda. Oscar López (Paradores) y José Vicente Berlanga (Empresa Nacional del Uranio) son el paradigma del viejo dicho "el que más chifle, capador…". López no ha gestionado un hotel en su vida (ni casi nada) y Berlanga es el único caso en el mundo donde un filósofo es destinado a gestionar una empresa de uranio. Lo de RTVE queda para capítulo aparte, entre otras cosas, porque cuestiona todo un discurso ético, moderno y transcendente políticamente hablando.

Todo el que de una forma u otra venía apoyando su carrera recibió coche oficial, sueldazo y prebenda

Bien. Lo sustancial es que aquella difundida ética sobre no "patrimonializar" el Estado saltó por los aires al minuto siguiente de que separatistas, podemitas, Bildu y demás compañeros mártires se unieron al PSOE y apretaron el botón para echar a Mariano Rajoy. El resto de los 105 días son conocidos por todos los lectores. Iván Redondo diseñó 'Camelot' —es imposible que en tan escasas horas todo saliera a la perfección…¡ergo!— y el país contempló con gusto, aplauso y un cierto asombro un ramillete de mujeres y hombres que venían a cambiar el modo de gobernarnos. Hasta la canciller Merkel —después de haber sido vituperada en su día por el propio Sánchez en la oposición— acudía rauda a Doñana a tomarse unos finos con el primer ministro de moda en Europa.

Pero resulta que también en muy poco tiempo se ha empezado a descubrir que no era oro todo lo que parecía relucir. Hasta concluir hace pocas horas el estado de ánimo del Gobierno: "Indignación y rabia", según dice Juanma Romero que le han dicho en Moncloa se viven estos días aciagos. ¿Indignación? ¿Porque la oposición pregunta sobre una tesis? ¿Rabia? ¿Porque se ha descubierto algo del pasado, que no todo?

Primero fue Màxim Huerta; ahora Carmen Montón. Sigue Margarita Robles después de tragada a sí misma. Queda lo de Grande-Marlaska, que todo se andará. Últimamente, hasta Josep Borrell, del que hemos descubierto que es más importante la cartera que los principios.

¿Dice usted que hay gobierno?

¡Ojalá!

Observado en lontananza el discurrir (105 días) del gobierno de Pedro Sánchez habrá que concluir que no se encuentra paragón alguno con los distintos poderes ejecutivos constituidos desde la restauración democrática en 1977.

Mariano Rajoy Pedro Sánchez