Una mañana en el Palace con "nada" Calviño

El pasado martes, 9 en punto de la mañana, en un hotel referente al lado del Congreso de los Diputados, se amontonaban los coches negros (con chófer) más bien pagados con los impuestos que de los de propiedad privada.

Se ponía de largo ante la 'city' madrileña otro de los iconos Sánchez, la ministra de Economía, Nadia Calviño, la eurócrata que el presidente escogió para llevarse bien con Bruselas y la mujer con la que engañar a la Comisión en temas de gasto y déficit público. Todos los ministros de Economía de cualquier gobierno suelen ser agasajados en este tipo de saraos (poco académicos y rigurosos, francamente) con los grandes empresarios (IBEX) y actores de primera línea de la economía o las finanzas. No fue el caso. Yo tenía interés porque mi buen amigo y excolega en RTVE, Antonio Papell, amistad obliga, me había dicho cuando fue cooptada que era una "genio" y que con ella al timón de las cosas de comer podríamos dormir tranquilos.

Mi primera sorpresa fue que, en efecto, los empresarios de postín brillaron por su ausencia, lo cual es todo un signo de distinción para la ministra

Mi primera sorpresa fue que, en efecto, los empresarios de postín brillaron por su ausencia, lo cual es todo un signo de distinción para la señora ministra. Solo estuvo arropada por las silentes viejas glorias socialdemócratas del PSOE, amigos de su padre, el gran José María, el amigo íntimo de Alfonso Guerra, aunque antes había servido fielmente en la administración franquista y ucedista… Uno no escoge la fecha de nacer.

A esas alturas de la conferencia todo el mundo sabía que Nadia Calviño había sido ese pretexto de Pedro Sánchez. Poco más. Porque la mujer que realmente manda y ordena en el conjunto de la economía gubernamental es María Jesús Montero, ministra de Hacienda, que es la "Montoro" del gobierno socialista. Calviño carece de fuerza política y nadie en el PSOE tiene el más mínimo interés en lo que tenga.

Al acabar el desayuno, me acerco a un distinguido exbanquero que ahora dirige uno de los fondos más importantes de España.

—¿Qué, amigo, cómo has visto esto? ¿Algo que llevarse al diente?

—Que va a subir los impuestos… Punto. Ya me habían comentado que veníamos a escuchar a "nada" Calviño…

¡Malvados!