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Y Aznar... cogió su fusil
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Graciano Palomo

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Y Aznar... cogió su fusil

Durante muchos años —desde luego durante todo el marianismo— el centroderecha se ha dejado golpear inmisericordemente

Foto: José María Aznar en su comparecencia ante la comisión del Congreso. (EFE)
José María Aznar en su comparecencia ante la comisión del Congreso. (EFE)

Todo el mundo sabe —salvo los sectarios e inútiles de casi siempre, los que no han levantado una mala noticia en su vida— que mi entusiasmo por el expresidente Aznar es perfectamente descriptible.

No me sorprendió el 'show' del Congreso porque algo le conozco. Puedo entender la algarabía entusiástica en el centroderecha ante la mortera de obleas jacobeas que propinó a Rufián y a Iglesias. Ninguno de sus líderes en activo ha sido capaz —Rajoy el que menos, porque en el fondo los despreciaba— de cantar las verdades de Irán y vomitar públicamente en sede parlamentaria lo que en privado incendian las chimeneas del Partido Popular.

Tengo para mí que a partir de la deposición aznarista en la Comisión de Investigación ambos van a tener que pisar a fondo el acelerador

¡Pues ya saben Rufián e Iglesias cómo se las gasta el niño de la Azores! Tengo para mí que a partir de la deposición aznarista en la Comisión de Investigación ambos van a tener que pisar a fondo el acelerador porque el ex comandante en jefe les ha señalado el camino. Es ya un axioma desde los tiempos del general conde Clausewitz: "La mejor defensa es un buen ataque".

Durante muchos años —desde luego durante todo el marianismo— el centroderecha se ha dejado golpear inmisericordemente, bien es verdad que los casos de corrupción han existido. El discípulo más aventajado de José María Aznar tiene ahora marcado el camino. Dijo durante su campaña electoral de las primerias que iba a conseguir que el PP se despojara de sus complejos y tras la decisión de la fiscalía del Tribunal Supremo respecto a su famoso máster le deja el camino expedito.

Del fondo de lo que se trataba en la Comisión de Investigación creo, modestamente, que Aznar se burló así mismo. Los hechos son sagrados.

Todo el mundo sabe —salvo los sectarios e inútiles de casi siempre, los que no han levantado una mala noticia en su vida— que mi entusiasmo por el expresidente Aznar es perfectamente descriptible.

José María Aznar Tribunal Supremo