Argumentos Sánchez S. L.

Para acercarnos siquiera a comprender algo de la grandeza intelectual y del rigor mental que adornan a Pedro Sánchez es mejor contemplarle en televisión con el audio apagado. Porque si se escuchan con atención y algún sentido crítico los argumentos que esgrime para justificar su gobernanza, se corre la tentación de sacar conclusiones melancólicas ante el imposible para el mortal de entender a un ser de naturaleza superior.

Aquí algunas de las afirmaciones hechas durante los últimos cinco días por el teórico jefe de Gobierno. A una pregunta de Pablo Casado realizada en sede parlamentaria a propósito del desmadre en Cataluña, respondió esto: "Usted, señor Casado, tiene un serio problema de radicalización… Prueba de ello es que el pasado domingo en Vistalegre Vox reunió a una multitud de personas…”. Dicho y remarcado lo dicho, se abotonó la chaqueta y se rellenó orondo en su escaño.

¿Qué había argumentado el señor presidente? Algo tan bobalicón que se cae por su propia base. Si el PP o Ciudadanos se hubieran "radicalizado", como afirma Sánchez, Vox no hubiera reunido a diez mil personas en la plaza de toros. Porque justamente Vox ha crecido con aquellas voluntades de la derecha que quieren más "caña". Elemental, señor presidente.

Sabe que le han pillado y aunque quiere creer a Iván Redondo —¡qué poco te queda, amigo!— le encorajina tener que chapotear en su propio detritus.

Si el PP o Ciudadanos se hubieran "radicalizado", como afirma Sánchez, Vox no hubiera reunido a diez mil personas en la plaza de toros

La quiebra del alma independentista catalana ha suscitado en Moncloa el mismo sentimiento que al nacer el sol cada mañana: todo se produce por obra y gracia del ser superior que habita palacio. Y no le damos las gracias. Resulta que esa quiebra entre los rancios "carlistones" se ha producido porque hubo un juez apellidado Llarena que les enseñó el camino de la cárcel a los golpistas. Los que podrían hacer compañía a los Turull, Junqueras&Cía se acojonaron y decidieron guardar la ropa. Pero no porque se asusten ante Sánchez —¡están encantados de tenerlo como sumiso rehén!— sino ante jueces como Llarena. Tener que escuchar cómo desde Moncloa se intenta vender, en un burdo ejercicio 'bokassiano', que la ruptura de la unidad independentista se debe a Sánchez y su mano gloriosa es para pensar qué algo muy caribeño está sucediendo por estos lares.

Mejor no continuar, por hoy, con más inmortales argumentos que la factoría Sánchez S.L. ha producido en los últimos días. Un ser tan superior abotarga las meninges.