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Del secreto de Feijóo a las últimas horas de Rajoy
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Graciano Palomo

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Del secreto de Feijóo a las últimas horas de Rajoy

En realidad, Mariano nunca puso mucha atención a los que le susurraron al oído que a propósito de la Gürtel se planeaba una conjura en toda regla

Foto: Mariano Rajoy en Santa Pola. (EFE)
Mariano Rajoy en Santa Pola. (EFE)

He leído bajo la firma de alguna colega madura (profesionalmente) el relato de las últimas horas de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Algún dato pudiera suscitar mínimo interés porque lo sustancial de aquella movida no lo cuenta. Debo suponer que porque no se ha enterado de qué iba la vaina.

En realidad, Mariano nunca puso mucha atención a los que le susurraron al oído que a propósito de la Gürtel se planeaba una conjura en toda regla. Es más, con el paso del tiempo llego a entender que ni quería saberlo, aunque intuyera que era verdad. Cada uno, oiga, es cada cual. Las últimas horas de Mariano se muñeron tres meses antes de la moción de censura. Los que atizaron aquel fuego se dividieron el trabajo. Unos en los legajos judiciales, aplastando al presidente del Tribunal, Ángel Hurtado; otros, "vendiendo" políticamente la sentencia antes de hacerse pública. Los políticos cocinando políticamente el fallo. No se entiende que en unas horas Pedro Sánchez fuera capaz de alumbrar un gobierno como el que presentó. ¡Imposible! Las reuniones entre dirigentes socialistas, entonces en la oposición, y dirigentes del PdCAT, ERC y Podemos fueron fotografiadas en hoteles cercanos al Congreso de los Diputados. Y varios de ellos se fueron de la lengua. Pero el gallego no estaba ya para muchas informaciones confidenciales… No creyó nada y se fumó dos habanos.

No se entiende que en unas horas Pedro Sánchez fuera capaz de alumbrar un gobierno como el que presentó. ¡Imposible!

He escrito esto, después de una amplia investigación que plasmaré en un libro. Es en ese contexto donde cobra singular importancia la entente judicial con Garzón a la cabeza y secundado por Dolores Delgado y el juez que daba conferencias en las herriko-tabernas. En ese momento, el excomisario tampoco estaba tan lejos. Al final, la verdad se abrirá paso a garrotazos y tampoco quedarán al margen otros con papeles marginales o digitales.

Bien. Luego vino lo de la sucesión. Todo el mundo apuntaba con el dedo índice a otro gallego. Pero hete aquí que entre lágrimas argumentó su compromiso con los gallegos como si los gallegos no fueran españoles y gozaran o padecieran las inclemencias de la política nacional y sus dirigentes. La "Brunete Mediática Pro-gubernamental (BMP)" ya se había lanzado en tromba contra el jefe de la Xunta y concluyó primariamente: ha sido la foto con el narco galaico.

No. Feijóo pretendía que fuera Mariano Rajoy, en el rol de reina madre, el que le ungiera como albacea a la antigua usanza. 'Urbi et Orbi'. Pues no. Mariano ya había dicho que no estaba para esos trotes. De modo y manera, que, mi querido amigo, a competir con Soraya, Cospedal y Casado. El que no estaba para esos rebuznos era el Núñez Feijóo que entre lo que es y lo que se cree… da para un Churchill engreído.

Esta fue la historia. Historia verdadera.

He leído bajo la firma de alguna colega madura (profesionalmente) el relato de las últimas horas de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Algún dato pudiera suscitar mínimo interés porque lo sustancial de aquella movida no lo cuenta. Debo suponer que porque no se ha enterado de qué iba la vaina.

Mariano Rajoy Alberto Núñez Feijóo