Palo Alto
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La purga no es solo cosa de RTVE
¿Qué interés o intereses tiene la todavía ministra para defender y echar manos a los golpistas del 1-O?
Resulta tan increíble que una señora llamada Dolores Delgado, dicen que es ministra de Justicia, siga presidiendo el viejo caserón de Noviciado, como que Ignacio Cosidó siga al frente del Grupo Parlamentario Popular en el Senado. Ni a una ni a otro les veo el más mínimo recorrido en la cosa pública.
Lo que me ha llamado la atención esta semana —lo cual no quiere decir que me sorprenda— ha sido la nueva depuración de un alto funcionario del Estado, Edmundo Bal, decapitado 'manu militari' por la peor ministra (¡qué ya es decir!) que ha tenido nunca este país desde la restauración democrática. Tiene una acreditada carrera de independencia —feroz contra la Gürtel, por ejemplo— y cabal conocedor de cuál es su función como servidor del Estado.
Después de la lapidación de Bal, ya les debe haber quedado claro a la legión de Abogados del Estado cómo se las gasta este Gobierno
Después de la lapidación sumarial de Bal, ya les debe haber quedado claro a la legión de Abogados del Estado y demás miembros de los altos cuerpos funcionariales cómo se las gasta este Gobierno. Ya lo dijo el ministro Ábalos: se trata de un mero gabinete de comunicación al servicio del Gobierno.
Tengo mi particular opinión sobre la productividad de esos cuerpos de élite; dejan mucho que desear. Incluyo también al cuerpo diplomático. Pero distingo entre exigencia laboral y purga política. Lo llevado a cabo por Delgado, que pretendía, incluso, que Bal firmara un papel que no había redactado, es una nueva gota en el pastel de la señora Delgado, cuya alma profesional parece sacada de la mismísima escuela Borosilov. ¿Quién le impide dimitir? Está en boca de todos, incluso de los que se dicen sus amigos.
¿Qué interés o intereses tiene la todavía ministra para defender y echar manos a los golpistas del 1-O?
Lo sabremos a ciencia cierta cuando recoja sus pertenencias personales del vetusto despacho que ahora ocupa.
Resulta tan increíble que una señora llamada Dolores Delgado, dicen que es ministra de Justicia, siga presidiendo el viejo caserón de Noviciado, como que Ignacio Cosidó siga al frente del Grupo Parlamentario Popular en el Senado. Ni a una ni a otro les veo el más mínimo recorrido en la cosa pública.