Es noticia
¿Queda algo de aquel "gobierno bonito"?
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

¿Queda algo de aquel "gobierno bonito"?

Sánchez prometió belleza en los comportamientos personales y colectivos. Hemos encontrado, desde el comienzo mismo, detritus y actitudes inexportables

Foto: Foto de familia con el Ejecutivo tras la primera reunión del Consejo de Ministros en la Moncloa. (EFE)
Foto de familia con el Ejecutivo tras la primera reunión del Consejo de Ministros en la Moncloa. (EFE)

En muchos años de ejercicio profesional no había observado jamás la degradación de un Gobierno a la velocidad de crucero alcanzado por el equipo Sánchez. Bien es verdad, que tampoco había conocido nunca un primer ministro en ejercicio que lo hubiera sido con 84 de los 350 diputados que conforman en el Congreso.

Incluso la conclusión de una moción de censura "rara, rara, rara" (insisto, cuyas páginas están abiertas para escribirlas con justeza y verdad), fue saludada con entusiasmo por una buena parte de la ciudadanía. Unos por mero talibanismo ideológico; otros, votantes del PP, por el hartazgo que suponía siete años de marianismo; los últimos de ellos materializados bajo una política ramplona, defensiva y sin requiebros a corto y largo plazo.

Foto: El presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el 'president' de la Generalitat Quim Torra. (EFE)

Llegó Sánchez envuelto en una nube de colores creada 'ad hoc' tan artificialmente por Iván el Magnífico que comenzaría a deshilacharse con el primer cierzo. Con Màxim Huerta —¡qué esperpento de espectáculo aquel!— empezó todo. Luego vino Carmen Montón, el propio presidente con una tesis doctoral más falsa que un euro de madera, el asalto africano (por los odios, el sectarismo y la ausencia de talento) a la RTVE, los currículos falsos, la toma de poder de Correos e instituciones públicas para las que antes exigían limpieza y conocimientos previos y elementales. A este Gobierno se le perdonó el desastre en la gestión de las cosas más perentorias; se le indultó el desconocimiento de las cosas previas que la moción de censura puso en sus manos. Aun así, llegaron las sociedades instrumentales de las que adjuró en su día Pedro Sánchez y que sus ministros "bonitos" crearon para ahorrarse impuestos desde el famoso astronauta a la niña bonita de Bruselas, Nadia Calviño, pasando por Celaá, la Secretaria de Estado Rienda y un larguísimo etcétera que dejaron en paños menores las promesas sanchistas.

Lo más obsceno, sin duda, ha sido el mantenimiento en el Ejecutivo de una señora tan descocada (intelectual y éticamente, 'of course') como Dolores Delgado que venía de servir (sic) al Estado durante años en el ministerio público como fiscal. Aquel "gobierno bonito" se miraba en el espejo que prometió su jefe y han ido apareciendo verrugas, prótesis deleznables e injertos no vendibles.

Sánchez prometió belleza en los comportamientos personales y colectivos. Hemos encontrado desde el comienzo mismo detritus y actitudes inexportables. Esto, a pesar de los medios públicos y muchos privados, lo sabe ya el pueblo llano.

Que conste que ni siquiera he entrado en algo elemental y que también tiene que ver con la limpieza o ponzoña en un empleado público: Sánchez juró defender la Constitución y ni siquiera se oculta cuando da palmaditas y cuerda a los que desean dinamitarla.

Hoy solo entendía de comportamientos personales dignos. De navegar con aire limpio.

En muchos años de ejercicio profesional no había observado jamás la degradación de un Gobierno a la velocidad de crucero alcanzado por el equipo Sánchez. Bien es verdad, que tampoco había conocido nunca un primer ministro en ejercicio que lo hubiera sido con 84 de los 350 diputados que conforman en el Congreso.

Màxim Huerta Carmen Montón