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A veinte años del euro: cuando bebíamos champán
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Graciano Palomo

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A veinte años del euro: cuando bebíamos champán

Lo cierto es también que dos décadas después, con todos los problemas habidos y por venir, el euro sigue ahí, cuando muchos "expertos" lo consideraban un cadáver andante

Foto: Pintada con la imagen de una moneda de cero euros en el centro de Atenas (Grecia). (EFE)
Pintada con la imagen de una moneda de cero euros en el centro de Atenas (Grecia). (EFE)

La gente de mi generación, la más europeísta de la Historia, creíamos hace veinte años que la puesta en circulación de la moneda única (euro) tendría efectos taumatúrgicos por sí misma. Algo similar nos ocurrió cuando sucedió el ingreso de España en el club más selecto del mundo.

Como todo sueño, el europeo tiene sus sombras. Pensábamos ingenuamente que el euro nos pondría a salvo de las crisis y resultó que en el 2011 el leviatán arrasó con todo y cuatro años más tarde aparecería la crisis de la deuda con la primera reestructuración de Grecia y los planes de ajuste de algunos países, entre ellos el nuestro. En el 2015, el Banco Central Europeo pone en marcha el programa de compra masiva de títulos públicos y privados, olvidando sus propias reglas básicas…Garantizó la liquidez al mercado.

Foto: Foto: Reuters Opinión
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Tampoco la moneda única ha sido capaz de alcanzar una de sus metas básicas como es la nivelación de la riqueza entre los países europeos. Sí, todo ello es así, pero cabe preguntarse qué hubiera sido de nosotros sin haber estado en el euro. Probablemente, continuaríamos chapoteando en el averno. Lo cierto es también que veinte años después con todos los problemas habidos y por venir, el euro sigue ahí, cuando muchos "expertos" lo consideraban un cadáver andante.

Lo sustancial desde mi punto de vista es que la historia reciente, con sus problemas inherentes (Brexit incluido, afortunadamente los británicos no se sumaron al proyecto monetario común y quizá si se hubieran subido a ese carro nunca se habrían ido), demuestra que el sueño sigue vigente y perenne. Nadie dijo que iba a ser fácil. Se podrán conseguir los objetivos (todos) con rigor, disciplina, generosidad y altura de miras. Hoy Europa para el mundo libre es una necesidad que de no existir habría que inventarla.

La gente de mi generación, la más europeísta de la Historia, creíamos hace veinte años que la puesta en circulación de la moneda única (euro) tendría efectos taumatúrgicos por sí misma. Algo similar nos ocurrió cuando sucedió el ingreso de España en el club más selecto del mundo.

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