Sánchez de gira por el CNI

Sonia, la ayudante del general, me remite una impoluta NdP a propósito de la visita del presidente del Gobierno a las instalaciones que tiene el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en la famosa Cuesta de las Perdices y en las que desde hace una década tiene sus aposentos el director Félix Sanz Roldán, el veterano soldado que ha servido al Estado con tres jefes de Gobierno diferentes y de color bien distinto.

Es la única alegría que nos ha proporcionado desde que habita en el palacio de la Moncloa a costa del contribuyente —¡y a qué precio!— el señor Sánchez Castejón. Digo alegría porque, ¿qué viene a significar el CNI en la vida constitucional de la España democrática?

Significa, antes que nada, el mantenimiento del Estado. No está mal que el jefe del Ejecutivo que más ha hecho por resquebrajar las estructuras de España se dé una vuelta, henchido el corazón de orgullo ("porque soy el presidente, oiga usted, yo soy el presidente"), por un lugar donde gente muy cualificada y de escaso salario trabaja porque a la Nación no la tomen por el pito de un sereno.

No está mal que el primer ejecutivo del Estado (aunque no lo parezca en hechos) salude a una parte de los casi 3.000 mujeres y hombres que dedican su vida a enterarse quién y quiénes desean poner en un brete la democracia española y sus instituciones. Supongo que el general que los manda le habrá pasado "notas" acerca de las andanzas, por ejemplo, de los socios y amigos de don Pedro Sánchez, esto es, los independentistas catalanes que le llevaron en volandas hasta la poltrona en la que disfruta y gasta más que un niño malcriado.

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Esos y sus coaligados son los que intentan la voladura del Estado con simulacros nucleares. ¿Conoce usted a otros enemigos internos de ese Estado? El Estado son también las Islas Canarias, Soria, Teruel, etc. territorios a los que ha birlado su dinero para invertir en Cataluña al objeto de que los golpistas le aprueben los Presupuestos… ¿Seguridad Nacional se llama a esto?

Me alegro mucho del nuevo viaje invernal del señor presidente a la Cuesta de las Perdices donde, entre otras virtualidades no le hizo falta el pasado jueves ordenar la puesta a punto del helicóptero Puma por el que se pirra. Sinceramente, de lo que tengo dudas es si habrá aprendido algo. Por la simple aplicación del viejo 'adagio': "Lo que natura no da, Salamanca no presta…".