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"De algo tiene(n) que vivir..." (Echenique)
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Graciano Palomo

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"De algo tiene(n) que vivir..." (Echenique)

Una golondrina no hace verano, pero el subconsciente de Echenique nos devolvió a la realidad para informarnos de que Podemos se ha transmutado en un chiringuito

Foto: El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique. (EFE)
El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique. (EFE)

Por una vez, Pablo Echenique, el muchacho de Rosario (Argentina) al que la sanidad española salvó de una muerte segura, nos ha dicho, por una vez, la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad: "De algo tiene que vivir…".

Se estaba refiriendo el pistolero de los Iglesias al "purgado" antes que "traidor" Íñigo Errejón, al que, en efecto, no se le conoce ni oficio ni beneficio, salvo que es uno de los muchos hijos de papá que inundan Podemos y que cobró de Venezuela y de una beca 'black' de la Universidad de Málaga como experto en vivienda.

Una golondrina no hace verano, pero el subconsciente de Echenique nos devolvió a la realidad para informarnos de que Podemos se ha transmutado en un chiringuito político/social desde el que asaltar el cielo para vivir como dios. Insisto: lleva toda la razón el colega del Che, aunque de una forma u otra él mismo podría aplicarse el cuento.

¿Debemos colegir, por tanto, que hacer política en Podemos significa tener acceso a un sueldo y a unas condiciones de vida que no podría disfrutar en competencia en la sociedad civil? Me temo que la respuesta es necesariamente afirmativa, aunque no sería este el único partido político donde eso se masca. ¿Qué habrán sentido los cinco millones de españoles que les dieron su voto para que con ese poder cambiaran no sus haciendas sino las condiciones de vida de los que dicen defender y representar? ¿Qué habrán pensado al oír al número tres de Podemos una afirmación que les deja con el trasero al aire? A unos y a otros, oiga.

¿Hacer política en Podemos significa tener acceso a un sueldo y unas condiciones de vida que no podría disfrutar en la sociedad civil?

Tan y tal es así que el "dirigente máximo", monseñor Iglesias, tan orondo y engreído como siempre, ha decidido que los agentes de la Guardia Civil que le pagamos para que viva tranquilito en su mansión de Galapagar sigan a la intemperie porque su chalet galaparino no está hecho para garitas de los pobres y desamparados agentes públicos.

Y, para más inri, su amigo venezolano trastabilla y un juzgado confirma que Echenique, el pobre, que sí tiene de qué comer, pagó en negro a un trabajador a su servicio y le birló la obligatoria Seguridad Social.

¿Engañó la nomenclatura podemita/comunista a cinco millones de votantes? Que lo digan los burlados que son legión.

Para mí, ¡continúan siendo unos genios!

Por una vez, Pablo Echenique, el muchacho de Rosario (Argentina) al que la sanidad española salvó de una muerte segura, nos ha dicho, por una vez, la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad: "De algo tiene que vivir…".

Pablo Echenique Íñigo Errejón