Las fuentes de las que bebe Casado

En la última semana me han llegado diversos mensajes —unos a plena luz del día, otros encriptados— respecto a un cierto enfado que provoca en determinados dirigentes populares el hecho (según ellos) de que el líder solo pregunte o escuche a José María Aznar, Esperanza Aguirre o Manuel Pizarro. Lo último no me extrañaría, entre otras cosas, porque Pablo Casado siempre ha tenido a los tres en su frontispicio político y personal.

Tiene la ventaja el presidente del Partido Popular en que, una vez ganado el Congreso Extraordinario, los opositores internos se han puesto la camiseta del PP como me reconocía hace unas horas una de las exministras más disciplinadas y peperas de las que todavía están en activo.

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Creo, en efecto, que Casado consulta o escucha a Aznar, Aguirre y Pizarro. Pero no solo. Si algo tiene el palentino es que escuchar, escuchar no le cuesta demasiado esfuerzo; otra cosa es que luego hago lo que le venga en gana. Sabe que el PP es un partido grande y complejo y precisamente parte del éxito o fracaso dependerá mucho de cómo sepa bailar con esas distintas sensibilidades políticas, pero también como arbitre las ambiciones 'ad hominem'. Durante la convención reciente detrás de Rajoy iba Aznar y no había cita a José María que no tuviera de inmediato su corolario 'marianista'.

Muchos de los líderes económicos y sociales con cuyos puntos de vista le gustaría contar al jefe de Génova 13 —¡no le vendría mal al PP cambiar de sede, entre otras cosas para enterrar lo más nefasto de antaño!— se reservan hasta después del 26 de mayo. Tras las elecciones de esa fecha tendrán una cierta idea acerca de si el muchacho llegará pronto o si por el contrario será demolido en la trituradora de un fracaso electoral. Andalucía solo hay una. Y la suerte nunca llama dos veces en el mismo periodo de sesiones.

Lo más sustancial es que la merienda hay que repartirla ahora y, por el momento, para tres.