Palo Alto
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La convivencia (¿posible o no?) en el centroderecha
Las grandes naciones libres del mundo se gobiernan desde la moderación, la sensatez y, si se quiere, el centrismo
La ultraizquierda y la izquierda interesada intentan presentar a los españoles una derecha que es, en ese imaginario, un mal remedo de la Confederación de Derechas Autónomas (CEDA) de los años 30. Hombre, algunas diferencias hay, entre otras cosas porque ha pasado casi un siglo.
Pero lo cierto es que a tenor de las últimas elecciones, o hay entendimiento básico a tres, o la puerta quedará expedita a las fuerzas de las que abjuran.
Voy a exponer lo que pienso. Lo he escrito muchas veces. Las grandes naciones libres del mundo se gobiernan desde la moderación, la sensatez y si se quiere el centrismo. No hay otra salida ni camino alternativo. Y mucho menos perdurable. Durante la campaña electoral se puede prometer lo que se quiera (ahí está el ejemplo de los podemitas "ayuntamientos del cambio" donde los único que han cambiado después de cuatro años en la mamandurria son sus cuentas corrientes), pero al final es la realidad la que se impone.
Rivera y Casado entienden que la sociedad española ha cambiado, y es verdad, y yo les comprendo en sus ambiciones
Pablo Casado y Albert Rivera son dos muchachos jóvenes y suficientemente preparados. Entienden que la sociedad española ha cambiado, y es verdad, y yo les comprendo en sus ambiciones. Pero deben tener mucho cuidado. Porque el espectro social y sociológico al que piden su confianza es el más informado, moderno, liberal y libre de toda la sociedad española. Así que menos bromas. A ese espectro le interesa básicamente libertad, cultura del mérito, menos impuestos (lógico después de las barbaridades impositivas) y vuelvo a relatar la libertad a raudales.
Casado y Rivera deberían entenderse en lo sustancial y luego sacar el machete en la disputa del poder. Pero si se pasan ambos pueden acabar en el averno.
El electorado del centroderecha es mutable, muy mutable al ejercitar su libertad en estado puro.
La izquierda no tiene ese problema. Cree que el Muro de Berlín jamás fue derribado por la paleta del pueblo.
La ultraizquierda y la izquierda interesada intentan presentar a los españoles una derecha que es, en ese imaginario, un mal remedo de la Confederación de Derechas Autónomas (CEDA) de los años 30. Hombre, algunas diferencias hay, entre otras cosas porque ha pasado casi un siglo.