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La voracidad sanchista quiere engullir a la Corona
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Graciano Palomo

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La voracidad sanchista quiere engullir a la Corona

Cuando el todavía jefe del Gobierno se despoje del poder, ¿qué quedará de tan singular personaje? ¿Un colchón inexistente?

Foto: Pedro Sánchez en la presentación de su libro. (EFE)
Pedro Sánchez en la presentación de su libro. (EFE)

En el esperpéntico libro (sic) escrito por una Secretaria de Estado de prosa espesa y un tanto grosera que pretende dejar a la altura del betún (por su talento literario, 'of course', a Miguel de Cervantes), firmado por un presidente del gobierno que todavía no ha explicado el plagio de su tesis doctoral hay docenas de pasajes para la chacota.

¡Todo ese inmenso trabajo como estadista en ocho meses! Ni había colchón, ni Einstein fue Hemingway, ni fray Luis de León tuvo nada que ver con San Juan de la Cruz, ni su triunfo en las elecciones primarias fue como cuenta, ni el Rey le consideró nunca un Churchill a la española.

placeholder 'Manual de resistencia', el libro firmado por Pedro Sánchez y editado por Península
'Manual de resistencia', el libro firmado por Pedro Sánchez y editado por Península

De los episodios que están dando pie a que tres cuartas partes de España se 'escaralle' de risa (la otra parte calla por temor a una purga) me parece especialmente grave el referido a la utilización de la Corona para autoensalzarse. Ya sabemos que Sánchez llegó al poder para romper con todo, pero, hombre de dios, un poco siquiera de pudor.

Cuando el todavía jefe del Gobierno se despoje del poder, ¿qué quedará de tan singular personaje? ¿Un colchón inexistente? ¿Un café (gratis) por el Ramiro de Maeztu? ¿La búsqueda ansiosa de la reina Letizia en pos de su amistad? ¿La profundidad de su pensamiento? ¿Las purgas 'ad hominem' dentro y fuera del PSOE? ¿Un gazpachito con Susana Díaz? ¿Un ajoarriero con Lambán?

Foto: Pedro Sánchez, este 19 de febrero en la presentación de su precampaña a las generales. (EFE)

Lo único que le faltaba al señor del colchón es que también la jefatura del Estado tuviera que medir sus palabras o grabar las conversaciones con el primer ministro cada vez que mantiene una audiencia por rutinaria que sea. Además de tener huesos largos haría falta también una miaja de catadura ética y moral.

La Zarzuela ha salido de la nueva encerrona con la mejor arma que tiene para encarar las sorpresas de los chorroborros: el silencio.

En el esperpéntico libro (sic) escrito por una Secretaria de Estado de prosa espesa y un tanto grosera que pretende dejar a la altura del betún (por su talento literario, 'of course', a Miguel de Cervantes), firmado por un presidente del gobierno que todavía no ha explicado el plagio de su tesis doctoral hay docenas de pasajes para la chacota.

Pedro Sánchez