Palo Alto
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Venezuela: cuando se levanten las alfombras
Hoy por hoy, ahí sigue. Con sus bravatas caribeñas inexportables mientras la mayor parte del mundo decente espera su caída como agua de mayo
El caimán no termina de irse para La Habana o rumbo a la Corte Penal Internacional, que tanto gusta a la todavía ministra de Justicia y su amigo Garzón. Se aferra al poder como percebe a la roca porque sabe que sus crímenes no quedarán impunes.
Hoy por hoy, ahí sigue. Con sus bravatas caribeñas inexportables mientras la mayor parte del mundo decente espera su caída como agua de mayo.
En España esa caída tiene especial relevancia. Por muchas razones. La primera porque aquí, entre nosotros, viven y trabajan medio millón de exiliados, incluidos grandes editores de aquel país que fueron robados por el régimen narco/comunista. La segunda, porque allí viven 300.000 españoles; y, la tercera, porque Venezuela forma parte de nuestro ancestro vital.
Hay una cuarta consideración al respecto. Hay un convencimiento entre las personas mejor informadas —hablo, por ejemplo, de Felipe González— de que cuando ocurra lo que tiene que ocurrir se podrá, por fin, levantar algunas alfombras y enterarnos de lo que allí llaman "pista española". Quién y quiénes apoyaron al régimen y qué recibieron a cambio. Porque corren muchos rumores que serán solo rumores mientras no haya pruebas irrefutables de que hubo o hay ciudadanos con pasaporte español que han convivido con el régimen, por ejemplo, a cambio de dinero o prebendas industrial/turísticas.
Como soy de los convencidos de que aquella injusticia que ha devenido en gran tragedia humanitaria no se sostiene por muchos meses es posible que antes del 28-A los españoles puedan conocer si hubo realmente "pista española" y a cuánto asciende el importe.
Eso sí, naturalmente, las trituradoras/incineradoras no están funcionando a tope. Aun así, la pista del dinero resulta siempre difícil de borrar.
El caimán no termina de irse para La Habana o rumbo a la Corte Penal Internacional, que tanto gusta a la todavía ministra de Justicia y su amigo Garzón. Se aferra al poder como percebe a la roca porque sabe que sus crímenes no quedarán impunes.