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La gran crisis que viene (y debatiendo fruslerías)
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Graciano Palomo

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La gran crisis que viene (y debatiendo fruslerías)

Los grandes gurús de la cosa llevan meses advirtiendo de que el leviatán de la gran crisis empieza a enseñar el hocico por el occidente

Foto: Foto: Pixabay
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Arturo Pérez Reverte, con esos toques polémicos para genialidad, lo dijo claro durante la semana pasada: no hay ningún país en Europa que tenga el instinto suicida de España. Otra cosa es que seamos capaces de liquidar el país recordando al mariscal Bismarck.

Bien. Pues manos a la obra. Los grandes gurús de la cosa llevan meses advirtiendo de que el leviatán de la gran crisis empieza a enseñar el hocico por el occidente. Uno de ellos, el gran especulador mundial que de estas cosas sabe, ha llegado a comparar lo que se avecina con la Gran Depresión del 29 "porque estamos repitiendo los mismos errores".

España y su sociedad en conjunto parecen haber olvidado —si se echa un vistazo diario a los medios de comunicación y a sus debates— lo más doloroso de la reciente crisis que coincidió en el tiempo con el mandato de aquel primer ministro (ZP) que ni siquiera la reconocía. De repente se han olvidado las hipotecas, los desahucios, los 300.000 parados nuevos al mes, la intervención del país por parte de la troika… País con instinto suicida por mor de memoria coja.

Lo que mola es si al cunero de turno le han puesto los cuernos en un pueblo que no es el suyo

Lo anterior me lleva a lo actual. ¿Qué debate se está propiciando ante unas elecciones legislativas decisivas al respecto? ¿Alguien o alguno está recordando, en efecto, que encima de nosotros se sustancian nubarrones con granizo dentro? ¿Alguien o alguno propone idea o razonamiento digno de ser tenido en cuenta y que afecte a las cosas de comer?

No. Lo sustancial, hoy y aquí, es si el líder de un partido concreto ha dicho alguna insensatez acerca de una 'paqueirada'; lo que mola es si al cunero de turno le han puesto los cuernos en un pueblo que no es el suyo; lo que vende mediáticamente es el titular grueso e incluso grosero. Debatiendo acerca del sexo de los galgos y podencos mientras lo que baja de la sierra es una crisis económica que producirá estragos sociales y que, además, dejará en paños menores a algún pretendido estadista de cartón.

Por terminar: hay poca gente a mi alrededor que dude ya de que Sánchez continuará durmiendo en palacio.

Por avisar que no quede.

Arturo Pérez Reverte, con esos toques polémicos para genialidad, lo dijo claro durante la semana pasada: no hay ningún país en Europa que tenga el instinto suicida de España. Otra cosa es que seamos capaces de liquidar el país recordando al mariscal Bismarck.

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