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La venganza de Cayetana
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Graciano Palomo

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La venganza de Cayetana

Quizás el dedazo que más ha molestado en los sectores no 'pablistas' (hay varios) ha sido la cooptación de Cayetana Álvarez de Toledo como número 1 por Barcelona

Foto: Pablo Casado y Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)
Pablo Casado y Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)

Si a Pablo Casado el 28-A no le sale bien conocerá el llanto y crujir de dientes. Está jugando muy fuerte en eso que él denomina "renovación" interna y apostando por nombres y apellidos que tienen denominación de origen, pero no precisamente en el Partido Popular. Tiene toda la legitimidad para hacerlo, al fin y a la postre, le ganó el Congreso Extraordinario a Soraya Sáenz de Santamaría.

Quizás el dedazo que más ha molestado en los sectores no 'pablistas' (hay varios) ha sido la cooptación de Cayetana Álvarez de Toledo como número 1 por Barcelona. La exjefa de gabinete de Ángel Acebes cuando era secretario general y la especial protegida de José María Aznar ya estuvo calentando escaño y formando parte de la dirección del Grupo Parlamentario del PP en la etapa de Rajoy/Soraya. Cayó en desgracia cuando la detectaron pasando información confidencial de ese grupo.

Luego no tuvo piedad de Rajoy y coqueteó con otros partidos siempre protegida por sectores anti 'marianistas' y bajo toldos muy descriptibles. Ahora tiene la oportunidad de demostrar lo qué sabe hacer y de lo que da de sí. En este sentido, los perdedores del Congreso están siendo muy caritativos con la señora, precisamente porque tienen más responsabilidad partidaria de lo que ella demostró.

Otras decisiones sobre candidatos podrían ser también cuestionables desde la óptica de la "cultura del mérito". Desde mi modesto punto de vista el partido que ha sido la referencia del centro-derecha debería apostar más que por la telegenia o el confeti por llevar gente solvente técnicamente y que hayan leído algún libro. No es cuestión de abrazarse aquí y ahora a los argumentos 'ad hominem'.

Javier Maroto, por ejemplo, tendría mucho que decir.

Si a Pablo Casado el 28-A no le sale bien conocerá el llanto y crujir de dientes. Está jugando muy fuerte en eso que él denomina "renovación" interna y apostando por nombres y apellidos que tienen denominación de origen, pero no precisamente en el Partido Popular. Tiene toda la legitimidad para hacerlo, al fin y a la postre, le ganó el Congreso Extraordinario a Soraya Sáenz de Santamaría.

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