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De la derechita cobarde...
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Graciano Palomo

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De la derechita cobarde...

Aznar utiliza a Pablo Casado (normal) para reivindicarse después de haber pasado unos años en la mera travesía del desierto cuando Mariano Rajoy decretó su exilio interior

Foto: Pablo Casado en un acto en Ávila. (EFE)
Pablo Casado en un acto en Ávila. (EFE)

No deja de ser esperpéntico ver al antiguo jefe y al antiguo subordinado en el PP retándose en la calle y en el iris de los ojos por sustanciar quién mea más lejos. Sobre todo, si se mira con la óptica de los millones de españoles que desean que Sánchez no duerma por mucho tiempo bajo el techo del palacio de la Moncloa.

Aznar —que consiguió reunir bajo su mando a todo el centro-derecha, la derecha y la derecha extrema en su tiempo, justo es reconocerlo— utiliza a Pablo Casado (normal) para reivindicarse después de haber pasado unos años en la mera travesía del desierto cuando Mariano Rajoy decretó su exilio interior por mor del desdén y el silencio del gallego.

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE)

Quiere ayudar al que fue su jefe de gabinete, su amigo y su 'hereu' político. Lógico. Sinceramente, me parece que el antiguo conducator y el más que servil vasallo de entonces se sitúan fuera de la realidad española de la hora actual. Aquí no se trata de quién la tiene más larga, sino de quién es capaz, con propuestas concretas, de intentar mejorar la vida de los españoles que solo cuentan con su trabajo, su ancestro y sus ideas sobre cómo quieren montar su país y construir su futuro.

Aunque en la base de ese desafío más propio de Sergio Leone subyacen los complejos ancestrales de la derecha, cierto es que Aznar, que llegó a presidente cuando ya había caído el Muro de Berlín, podía haber iniciado el 'Bad Godesberg' ideológico de la no izquierda española. Porque, entre otras cosas, la caída de ese muro suponía el fiasco del socialismo real que en 1917 cambió la faz del mundo.

Ahora en relamidas cuitas al anochecer andan retándose respecto a quién pega más fuerte…

¡No es eso! ¡No es eso!

No deja de ser esperpéntico ver al antiguo jefe y al antiguo subordinado en el PP retándose en la calle y en el iris de los ojos por sustanciar quién mea más lejos. Sobre todo, si se mira con la óptica de los millones de españoles que desean que Sánchez no duerma por mucho tiempo bajo el techo del palacio de la Moncloa.

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