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Sánchez, entre Batet y Borrell
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Graciano Palomo

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Sánchez, entre Batet y Borrell

En medio, pulula Pedro Sánchez, que disfruta más que un tonto con monopatín, una vez que ha rendido la fortaleza y por vez primera haya ganado unas elecciones

Foto: Meritxell Batet y Josep Borrell en el Congreso. (EFE)
Meritxell Batet y Josep Borrell en el Congreso. (EFE)

No me negará el lector que el espectáculo ofrecido por los cuatro políticos presos —presuntamente delincuentes— fue digno de la Cataluña cañí con argumento para una peli de Berlanga. ¡Espectáculo!

César Antonio Molina, que incluso llegó a ser ministro de Cultura con Rodríguez Zapatero (por poco tiempo), cuando vio el percal, 'of course', dice que el nacionalismo ha envenado al PSOE. Tampoco hace falta ser gallego, intelectual leído y persona cabal para terminar en esa conclusión que en sí misma es antinatural.

Los requiebros de la menuda Meritxell intentado menudear a los miembros del Tribunal Supremo, que intelectualmente no les llega ni a la altura del betún, tienen su secreto. Los golpistas presos quieren que, por ejemplo, Jordi Sánchez vaya en representación de JxCAT. Si a ver al rey Felipe dentro de las consultas previas al nombramiento de primer ministro. Batet es una mandada, como siempre; y, aún ostentando ya la tercera representación del Estado se ha prestado a los primeros minutos hacer filibusterismo parlamentario y engaño político. Sabe perfectamente que tienen que suspenderles de su condición, pero como quiere quedar bien con los presuntos delincuentes a los que teme más que un nublado, ha intentado esconderse bajo las faldas del Tribunal Supremo. El sopapo ha sido de los que hacen época. Es la escudera de Sánchez para el trapicheo de medio pelo.

Foto: El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell (Efe)

Tiene otro, Josep Borrell, que no ha tenido miedo (en algunas ocasiones) a enfrentarse a la caspa añeja y reseca del nacionalismo gallináceo. Ahora, esperemos que en Europa su voz tenga más fuerza que la que cantaba en el palacio de Santa Cruz. En medio, pulula Pedro Sánchez, que disfruta más que un tonto con monopatín, una vez que ha rendido la fortaleza y por vez primera haya ganado unas elecciones.

¡Demasiadas contradicciones! Terminarán por explotar. Al tiempo.

No me negará el lector que el espectáculo ofrecido por los cuatro políticos presos —presuntamente delincuentes— fue digno de la Cataluña cañí con argumento para una peli de Berlanga. ¡Espectáculo!

Pedro Sánchez Josep Borrell Tribunal Supremo