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"Radio Carmena": cinco millones para 16 oyentes
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Graciano Palomo

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"Radio Carmena": cinco millones para 16 oyentes

Llegaron, como el otro, a cambiar Madrid y Madrid los ha cambiado a ellos. Carmena dijo que se bajaría el sueldo; se lo subió. Que viajaría en Metro, sí, el primer día

Foto: La alcaldesa en funciones de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)
La alcaldesa en funciones de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)

Hay un movimiento en las redes destinado a agitar las bajas pasiones de los perdedores que es humanamente comprensible: van a tener que volver a sus antiguos profesiones, esto es, okupas, agitar al que se deje y, en fin, que han perdido unas sabrosísimas mamandurrias que han disfrutado opíparamente durante sus cuatro años en el principal ayuntamiento de España con presupuesto para dar dádivas, sinecuras y canonjías a los compañeros del metal. Se comprende.

Han repartido dividendos —¡gracias por llevarnos a donde estamos!—, contratos de publicidad con nocturnidad y alevosía, colocaciones bajo el sacrosanto argumento del nepotismo y el colegueo y han disfrutado como nadie de su minuto de gloria.

Llegaron, como el otro, a cambiar Madrid y Madrid los ha cambiado a ellos. Carmena dijo que se bajaría el sueldo; se lo subió. Que viajaría en Metro, sí, el primer día. Que habría transparencia, sí, ni siquiera entre su propio grupo municipal. Que iba a enamorar a los madrileños, incluso a los más adversarios… Una ciudad más cara en impuestos, más sucia, más sectaria y una gestión diaria propia de aquellos que jamás antes habían dirigido un estanco.

La propaganda les funcionó bien, pero ha sido tan exagerada que el común no traga. Una perla de esa gestión fue la puesta en funcionamiento de una emisora llamada 'M21' que el pueblo llano enseguida catalogó como 'Radio Carmena'. El invento para colocar a propios activistas de la causa tuvo un enorme impacto entre la comunidad radioyente madrileña: en una hora la podían sintonizar entre 16 y 24 radioescuchas. El coste, cinco millones largos de euros que pagaban religiosamente y "por imperativo legal" los comerciantes a los que arruinó.

Estos eran los chicos del cambio.

¡Grandioso!

Hay un movimiento en las redes destinado a agitar las bajas pasiones de los perdedores que es humanamente comprensible: van a tener que volver a sus antiguos profesiones, esto es, okupas, agitar al que se deje y, en fin, que han perdido unas sabrosísimas mamandurrias que han disfrutado opíparamente durante sus cuatro años en el principal ayuntamiento de España con presupuesto para dar dádivas, sinecuras y canonjías a los compañeros del metal. Se comprende.

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