Iglesias quiere hacerse el harakiri (Ministro)

Hace unos días, una autotitulada "monja contemplativa" que llegó de la Pampa, la misma que se mete en todos los charcos, y es declaradamente independentista y de izquierdas (sic), publicó, entre rezo y rosario, un tuit que, a mi entender, en dos palabras describía a la perfección lo de Podemos y, específicamente, lo de su comandante en jefe. "Se han aprovechado de los pobres…".

Esta es la percepción general que se tiene entre sus mesnadas, o ex, del asaltador de los cielos cuchillo en mano. Las causas objetivas que motivaron el 15-M y el detritus social y económico que produjo la gran crisis cuyo principal responsable en España fue Rodríguez Zapatero (por omisión) siguen ahí, vivitas y coleando. Sobre todo, entre los jóvenes que —salvo una élite cuya mayoría decidió hacer las maletas en busca de Eldorado— contemplan el futuro con precariedad, imposibilitados de vivir su existencia como un mínimo de dignidad ante la carencia de condiciones económicas. Esto es lo que, desde mi modesto punto de vista, debería analizar Iglesias&Montero y el ya reducido círculo interior que le acompaña. Fueron aquellas condiciones objetivas las que le auparon a la fama, a los puestos institucionales y, por ende, a las prebendas, inclusivas en su extraordinario aumento de nivel de vida.

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Iván Gil

Ahora persigue a toda costa un acuerdo con Pedro Sánchez y el PSOE. Persigue ser ministro como si ello fuera el bálsamo de fierabrás para diluir todos los males que aquejan a la extrema izquierda española que empezó por negar al griego Tsípras y resulta que nadie conoció a Chávez y desprecian a Maduro.

Si finalmente consiguiera su propósito, caminaría por la misma senda que en su momento corrió el social-liberal Nickg Clerg como viceprimer ministro en el Reino Unido o la recientemente jefa de la socialdemocracia alemana, socia de la canciller Merkel. En España, los ejemplos son todavía mucho más numerosos y explícitos. Cuando el CDS fue compañero de viaje en algunos gobiernos locales y autonómicos del PP… Desapareció.

Se tiene en alta consideración Pablo Iglesias si considera que por ser ministro en un gobierno de Sánchez le torcerá el brazo en algo sustancial. Sería su cómplice, máxime si el nuevo gobierno tiene que aplicar la regleta para paliar los efectos ya casi inmediatos que provocará la nueva crisis que todo el mundo describe. Me consta que Iglesias no tiene personalmente en estima a Pedro Sánchez. Pero yo en su caso no olvidaría que el presidente (en funciones) representa la síntesis de todas las perversiones, miedos y temores que a todos nos embargan en la hora actual.

Si así fuera, la Caram llevaría razón. Yo, ministro, y que se hunda el templo con todos los filisteos dentro.

¡No era eso! ¡No era eso!