Palo Alto
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El adiós del viejo soldado
Sanz Roldán es un patriota, moderado, de gran inteligencia e informado que siempre supo distinguir las voces de los ecos. Le tocó vivir momentos de gran peligro para el Estado
Los viejos soldados se van, pero no mueren nunca. Con 17 años ingresó en la Academia General de Zaragoza este hijo de guardia civil. El pasado viernes dijo adiós después de diez años de manera silente al frente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y después de haber alcanzado todos los entorchados militares (jefe del Estado Mayor del Ejército, jefe del Estado Mayor de la Defensa) que ni soñó nunca este oficial artillero.
Le pregunté no hace mucho tiempo:
—Félix, ¿por qué sigues en un puesto como este a tu edad y en momentos tan convulsos?
—Yo juré dar hasta la última gota de mi sangre por España… ¿Acaso no puedo sacrificarme cuando el gobierno de mi país me lo pide?
Esta es la filosofía básica del soldado que se despide. Soy testigo en primera persona de sus servicios al Estado con esa coña conquense tan particular. El general Sanz Roldán es uno de los grandes líderes dentro de la comunidad internacional de los Servicios Secretos. Se lo reconocimos cuando en el 2016 le ofrecimos y aceptó el Premio 'Prensa y Poder'. Es un patriota, moderado, de gran inteligencia, informado, que siempre supo distinguir las voces de los ecos. Le tocó vivir al frente de su legión de agentes momentos de gran peligro para el Estado —no acertó siempre—, pero siempre tuvo claro quién era su comandante en jefe y que el Estado está por encima de unos y otros. Un mar en calma jamás hizo un marinero experto.
Ignoro si el general del Ejército tiene pensado escribir sus memorias. Tiene un libro abigarrado.
Querido Félix, nunca tengas miedo de lo que viene a continuación.
Los viejos soldados se van, pero no mueren nunca. Con 17 años ingresó en la Academia General de Zaragoza este hijo de guardia civil. El pasado viernes dijo adiós después de diez años de manera silente al frente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y después de haber alcanzado todos los entorchados militares (jefe del Estado Mayor del Ejército, jefe del Estado Mayor de la Defensa) que ni soñó nunca este oficial artillero.