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El IBI de la iglesia y otras sinecuras
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Graciano Palomo

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El IBI de la iglesia y otras sinecuras

Es ya un viejo debate. Desde que finiquitó el régimen nacional/católico se ha debatido mucho acerca del rol de la Iglesia como actor (secundario) en la vida española

Foto: Foto. (EFE)
Foto. (EFE)

Probablemente, sin el exabrupto/pataleta de la vicepresidenta (en funciones) con ocasión del largón ex nuncio a propósito de Franco —incluso dentro de la inveterada diplomacia vaticana también hay excepciones— muchísimos españoles estaríamos de acuerdo: la Iglesia tiene que estar sometida al mismo régimen fiscal que el resto de los mortales. Para una vez que un obispo ha dicho verdad, el Gobierno se ha lanzado en tromba, eso sí, golpeando en donde más duele: el dinero.

Es ya un viejo debate. Desde que finiquitó el régimen nacional/católico se ha debatido mucho acerca del rol de la Iglesia como actor (secundario) en la vida española. Yo diría que se ha quedado en la marginalidad por méritos propios. Nunca he entendido que los servicios religiosos que prestan tengan que ser gratuitos, mejor dicho, sufragados por el erario público. Quien desee ir a misa, que lo pague, como sucede en Alemania y otros países de nuestro entorno. Cierto es que lo mismo tendría que suceder con los sindicatos, los IBI de las mezquitas y un sinfín de instituciones que tienen propiedades para uso privado y están exentos de tributos.

Foto:   Opinión

El dinero en la Iglesia Católica de España siempre ha sido un inmenso tabú. Sabemos, ¡faltaría más!, lo que se les entrega por aquellos fieles (o no) que ponen la X en su IRPF (cada vez menos, por cierto), pero no sabemos a qué ángel lo destinan. Para eso se han buscado a un experto en contabilidad que es un as, capaz al mismo tiempo de trabucar a los ensotanados que perder casi diez millones de euros en una tele marginal para que los curas tengan su minuto de gloria.

Luego tienen empleados que viven en La Finca, una urbanización de pobres como predica Francisco, otros que no han dejado de jugar al golf y otros, incluso, imputados por asuntos turbios. ¡Ejemplo de vida cristiana! La verdad os hará libres… ¿La verdad o el dinero?

Foto: Un edificio de órdenes religiosas en el centro de Madrid con locales alquilados. (R. M.)

La Iglesia, a la vista está en su comportamiento con el poder, da igual el que lo detente, debe ser libre, y para ser libre debe tener los bolsillos limpios.

¡No hay manera de que les entre en la mollera! ¡Ni siquiera recitándoles los versículos en latín!

Probablemente, sin el exabrupto/pataleta de la vicepresidenta (en funciones) con ocasión del largón ex nuncio a propósito de Franco —incluso dentro de la inveterada diplomacia vaticana también hay excepciones— muchísimos españoles estaríamos de acuerdo: la Iglesia tiene que estar sometida al mismo régimen fiscal que el resto de los mortales. Para una vez que un obispo ha dicho verdad, el Gobierno se ha lanzado en tromba, eso sí, golpeando en donde más duele: el dinero.

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