La que te espera, Borrell

No puede decirse con justeza que España haya conseguido una posición relevante dentro de las instituciones europeas en el nuevo reparto de poder que se consumó hace unos días en Bruselas.

Al menos, uno de los veteranos dirigentes españoles de todos los tiempos, Josep Borrell, ha conseguido sustituir a la inexistente Mogherini al frente de una responsabilidad que debería ser vital (y no lo es) y en la que ya estuvo otro socialdemócrata hispano, Javier Solana.

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EFE

El catalán es persona curtida, leída y con una cierta idea de España y de Europa. Nada más hay que ver cómo han reaccionado los independentistas para concluir que Europa acertó con su nombramiento. Europa, nuestro viejo sueño ahora adormecido, que no muerto, pero que necesariamente tendrá que revitalizarse, es antes que nada esto: unión, solidaridad, bien común, ausencia de catetismo, liquidación de vuelos gallináceos, modernidad, universalidad y valores compartidos. Es decir, todo lo contrario de lo que tratan de imponer mediante el terror ciudadano y los guetos los secesionistas.

La ANC ya le han preparado un video y un hashtag —con la connivencia de los británicos que añoran el feudalismo y a Ricardo I y otros que parecen ignorar lo pequeño que se ha quedado el mundo— para amargarle la existencia como míster PESC. Parece que cuenta, a priori, como aliado con el belga Charles Michel, pero eso está por ver. Cuando se está al frente de una multinacional política la visión tendría que ser todo lo contrario a la miopía pueblerina.

Pese a todos los problemas Europa existe. La UE continúa en ejercicio, renqueante pero todavía le queda la vida. Todos los nuevos mandatarios, con Borrell a la cabeza, tienen una idea clara: si hay secesionismo dentro de las actuales fronteras, Europa dejará de existir en ese mismo acto.

Y volveremos a donde nunca no pensamos regresar.