Sánchez, paralizado

Resulta sorprendente que un dirigente político que fue capaz de subvertir una realidad tan adversa dentro de su propio partido, que aceptó liderar y ganar la primera moción de censura a un gobierno desde la restauración democrática, ofrezca la penosa imagen de un ganador de las elecciones que no sabe por dónde tirar.

Una incapacidad tan descriptible viene a poner en cuestión el buen juicio y el acierto de aquellos que le permiten todavía vivir a costa del contribuyente. Un día se inventan una cosa (cambiar la norma para que gobierne sin miramientos la lista más votada); otro ofrece puestos, dinerete fresco; por la mañana mira a la extrema izquierda, por la tarde a ERC/Bildu y por la noche llama a Rivera (que no se pone) para exigirle su abstención.

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Europa Press

Como han señalado las cabezas más sesudas del país, el problema no es ya que Pedro Sánchez pudiera ser investido constitucionalmente en una segunda votación en el Congreso de los Diputados. No. El gran problema para España y sus intereses generales es si ese Ejecutivo podrá gobernar o no. Si desde esa indigencia en voluntades expresadas puede llevar a cabo las reformas que la sociedad está pidiendo a gritos desesperados.

Desde luego, en el sofá no viene el maná. Da la sensación de que dentro de su cada vez más reducido "círculo interior" hay opiniones divergentes y aún contradictorias respecto a la senda a tomar. Iván Redondo se aferra a meter a Pablo Iglesias en el gobierno y desde ahí achicharrarlo. Pero está el "efecto Salvini" que sin ser primer ministro es el que manda en la cuitada Italia. Enfrente, parece estar el jefe en ejercicio en Ferraz, que además es ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, que ya conoce de primera mano lo que opinan los grandes inversores de España.

El problema no es que Pedro Sánchez pueda ser investido en una segunda votación. El problema es si ese Ejecutivo podrá gobernar o no

Ciudadanos, sería la gran solución. Pero Albert le ha cogido el número a Sánchez y "no es no" y, además, será NO. Punto. De ahí a pedir la abstención al Partido Popular me parece una estulticia de tal calibre como desear que haya un suicidio colectivo.

Esa parálisis institucional debería hacerles pensar que ha llegado el momento de reformar la Constitución 'magnis itineribus'.

Se ha quedado inservible a todos los efectos…Lo saben bien los secesionistas catalanes…