Palo Alto
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Por fin, un burgalés, pone la guinda
Granado ha sido el primero en atreverse a decir algo que era común: gestionamos la crisis con las posaderas y generamos la nada desdeñable cifra de 3 millones de parados
Octavio Granado, secretario de Estado para la Seguridad Social, debe provocar mucho insomnio en su teórica jefa, la ministra (en funciones) Magdalena Valerio, mujer encantadora por lo demás.
Casi diez años después ha tenido la valentía de entonar el 'mea culpa' respecto a la gestión de la crisis económica por parte de los gobiernos de Zapatero. Hasta el propio "Maquiavelo leonés" reconoce que creó una burbuja de casi 30.000 millones en las energías renovables, esto es, que todo lo que tocó lo transformó en mentira y filfa.
Granado, amplió currículo de gestión en los distintos gobiernos del PSOE, ha sido el primero en atreverse a decir algo que era común: gestionamos la crisis con las posaderas y generamos la nada desdeñable cifra de 3 millones de parados. Esta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.
La virtualidad es que lo sostiene y lo asume una persona importante dentro de aquellos círculos inexportables de colaboradores de los que se rodeó otro inexportable. Al menos, Octavio ha tenido el coraje de hacer de la realidad (que fue) virtud, quizá porque sabe que está al final del camino.
Reconoce que creó una burbuja de casi 30.000 millones en las energías renovables; esto es, que todo lo que tocó lo transformó en mentira y filfa
¿Parece importar algo a los ciudadanos/votantes, votantes/ciudadanos el gran fiasco de las políticas de Zapatero? No. ¿Parece importar siquiera una higa a los que ejercieron ante las urnas hace unas semanas? Tampoco.
¿Cree usted que si se repiten las elecciones en el próximo otoño —cosa que este columnista descarta por completo— los electores tomarán la papeleta pensando en la economía, el empleo, la Seguridad Social y otros asuntos de corte menor? Personalmente, abrigo todas las dudas e incertidumbres posibles.
En esas estamos, mis queridos amigos.
Octavio Granado, secretario de Estado para la Seguridad Social, debe provocar mucho insomnio en su teórica jefa, la ministra (en funciones) Magdalena Valerio, mujer encantadora por lo demás.