Palo Alto
Por
España, desgarrada
Los que persiguen la voladura del Estado van ganando. Tengo la extraña sensación de que solo Europa puede poner coto al desvarío
A comienzos del mes de octubre de 1992, don Juan de Borbón, ya herido de muerte por el abrazo del cáncer entorno a su garganta, concedió unas declaraciones al 'Diario de Navarra' que vendrían a ser el testamento político de este hombre perseguido por la Historia.
—Alteza, ¿cómo ve España?
—Mal, desgarrada y con su unidad amenazada…
—Y, ¿Navarra?
—Siempre he visto al pueblo navarro como profundamente español, gentes de hombría de bien y me apena esa mezcla "abertzale"…
En 1992 existía ETA, el PNV, CIU y ERC pero nadie cuestionaba abiertamente y desde las instituciones el mantenimiento del Estado. Pero algo se debía maliciar el abuelo del actual Rey cuando se negó a que le enterraran en el panteón del Monasterio de Poblet como correspondía a un Conde de Barcelona porque deseaba descansar en inequívoca tierra española.
Han pasado 27 años. Supongo que si la premonición de don Juan (al que Ansón considera absurdamente Juan III) estaba en lo cierto en aquellos momentos es fácil imaginar lo que se puede concluir en las actuales circunstancias. El desafío independentista se ha hecho fuerte en Cataluña; cuenta con "quintacolumnistas" mediáticos (por precio) dentro y fuera de España.
En el País Vasco solo hay monocultivo político en una misma dirección; el expansionismo ha conseguido conquistar institucionalmente Navarra; hasta un terrorista convicto y confeso como Otegi imparte clases de integridad moral y desde su gran atalaya histórica marca el rumbo abrazado subliminalmente al jefe de gobierno. La entelequia histórica/jurídica de los llamados "Països" es cada vez más descriptible. Hasta en la epicúrea y hasta ahora internacional Formentera se escenifican vuelos gallináceos en forma de esteladas, todo ello, naturalmente, con dinero público. Esta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.
Los que persiguen la voladura del Estado van ganando. Tengo la extraña sensación de que solo Europa puede poner coto al desvarío.
Me he limitado a describir lo que veo. Opiniones al margen.
A comienzos del mes de octubre de 1992, don Juan de Borbón, ya herido de muerte por el abrazo del cáncer entorno a su garganta, concedió unas declaraciones al 'Diario de Navarra' que vendrían a ser el testamento político de este hombre perseguido por la Historia.