Veraneo (gratis) en las Marismillas

Nunca entendí muy bien por qué un primer ministro tiene que veranear gratis, familia incluida. No lo digo solo por Pedro Sánchez & señora sino por todos los que le precedieron. Luego, pasa lo que pasa, que representan legítimamente al pueblo y rápidamente se olvidan de él.

Hace poco el presidente del Parlamento de Polonia tuvo que dimitir por haber utilizado un avión oficial para uso particular. Hablo de Polonia que no parece un país paradigma de la transparencia y la democracia en estado puro.

El presidente del Parlamento de Polonia tuvo que dimitir por utilizar un avión oficial para uso personal

Si la casi totalidad de los españoles se pagan sus viajes, sus vacaciones, su manutención y la de sus familias nadie me podrá explicar con justeza la razón por la que sus dirigentes tienen que ir de visera y a cuenta del contribuyente. Son muchos loros comiendo chocolate. Habría, además, un factor de ejemplaridad y si hay austeridad mejor que mejor.

El Palacio de las Marismillas en pleno corazón del Parque Nacional de Doñana, propiedad de Patrimonio Nacional desde 1969 fue declarado en 1992 de uso protocolario, lo que significa que puede ser utilizado por los jefes de gobierno, así como albergar a personalidades extranjeras. Lo último no me parece mal porque al fin y a la postre se trata de la imagen de España y de resultar buenos anfitriones. Las Marismillas tienen una gran tradición a la hora de albergar gobernantes y jefes de Estado de distinto palo desde comienzos del siglo XX.

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Patricia Izquierdo

Con la restauración democrática, fue Felipe González quien descubrió las maravillas del lugar en 1986. Lo convirtió en cuartel general de sus largos asuetos. Desde aquel año todos los presidentes de gobierno han querido marcar territorio, invitando a mandatarios como Mijaíl Gorbachov, Tony Blair, Helmut Khol y más recientemente y a invitación de Sánchez, a la todavía canciller teutona, Angela Merkel.

Nunca pensó el duque de Tarifa, iniciador del complejo, ni siquiera la familia Morenés, que además de grandes cacerías, serviría como plataforma para asuntos de Estado.

La joya medioambiental, que lo es, debe utilizarse para los fines para los que paga el contribuyente. No para el farde gratuito.

Las palabras mueven; el ejemplo arrastra.