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Graciano Palomo

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La ratonera

Si hay elecciones en noviembre, pudiera darse el caso de que el pueblo decida persistir en la decisión que optó el 28-A, con lo que el país volvería a la ratonera actual

Foto: Sánchez y Iglesias en el Congreso. (EFE)
Sánchez y Iglesias en el Congreso. (EFE)

Contemplado el cuadro macro político con una cierta lejanía y con un mínimo de ascética objetiva se podría concluir esto: la España institucional ha devenido en una ratonera.

Me explico. Tal y como están las cosas y salvo que San Zoilo opere un nuevo milagro, el entendimiento PSOE-Podemos es imposible. Ni PP ni Ciudadanos parecen estar por la labor del desbloqueo (entendible desde la óptica partidaria); por lo tanto, la vía al 10-N queda expedita.

Significa esto que los dirigentes políticos en la España cuarteada dejan a los electores la responsabilidad de poner coto a tanto desatino. Es una salida democrática en puridad. Bien. Sin embargo, pudiera darse el caso de que con el actual sistema electoral el pueblo decidiera persistir, más o menos, en la misma decisión por la que optó el 28-A con lo cual el país volvería a su ratonera actual.

Foto: Pablo Iglesias pasa por delante de Pedro Sánchez y miembros del Gobierno, en el pleno de este 11 de septiembre en el Congreso. (EFE)

Según lo visto y oído durante estos largos meses, ya sabemos que la culpa es del otro. ¡Faltaría más! Los dirigentes no se paran ni un momento a pensar que opinan los que votan, es decir, los contribuyentes. Sabemos que esta situación se ha vivido en países de nuestro entorno (Bélgica, sin ir más lejos) pero nunca en las grandes potencias como fuera el caso de Alemania y Francia donde siempre encuentran resquicio para el acuerdo fundamental que no es otro que exista un gobierno como punto de referencia.

Repiten los argumentos machaconamente sin que ni siquiera lleguen a escucharse. Un desierto repleto de hartazgo y desconfianza. Lo único en lo que Tezanos no yerra es precisamente en recoger la sensación general entre el pueblo llano de hastío y desilusión. Sencillamente, no nos merecemos lo que perpetran. Unos no aceptan lo que las urnas decidieron hace tan solo unos meses y está por ver si pagan por ello. Tengo mis dudas.

Solo un mandato claro –en uno u otro sentido– evitaría que el país institucional continúe en una situación endemoniada. Es decir, que en esa nueva oportunidad que pudiera parecer se les concederá a los españoles en el próximo otoño se haga estallar la ratonera.

¡Una inmensa ratonera!

Contemplado el cuadro macro político con una cierta lejanía y con un mínimo de ascética objetiva se podría concluir esto: la España institucional ha devenido en una ratonera.

Pedro Sánchez