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Graciano Palomo

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PP: una división suicida

El protagonismo de Cayetana levanta suspicacias entre los 'Hombres de Teo' que ya miran de reojo a su equipo en el Congreso y las iniciativas encaminadas a implantar un modelo de partido

Foto: Pablo Casado junto al vicepresidente, Teodoro García Egea, y la portavoz del grupo popular, Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)
Pablo Casado junto al vicepresidente, Teodoro García Egea, y la portavoz del grupo popular, Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)

Llegan informaciones fidedignas acerca de algunas fricciones soterradas en la cúpula del Partido Popular. No a propósito de la estrategia general de la formación y si, por ejemplo, debe coadyuvar o no con Sánchez para evitar la repetición de elecciones. No.

Me refiero a cuestiones de poder interno en el círculo interior del presidente Pablo Casado. Por ser más explícito: entre dos personas claves en la actual situación. Cayetana Alvarez de Toledo, por un lado, y Teodoro García Egea por otro. Lo de Alberto Nuñez Feijóo, Juan Manuel Moreno Bonilla o Alfonso Fernández Mañueco va por otro lado.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado (2d), y la fundadora de UPyD, Rosa Díez (2i), durante la clausura de las jornadas 'Españoles en Defensa de lo Común'. (EFE)


El protagonismo de la portavoz parlamentaria –cada vez más rodeada por personas provenientes de FAES– levanta muchas suspicacias entre los 'Hombres de Teo' que ya empiezan a mirar de reojo no solo el perfil de su equipo de confianza en el Congreso sino las iniciativas encaminadas a implantar un modelo de partido. El fichaje de Rosa Díez en un intento de abrir el abanico es inteligente y, además, la única manera de volver al antiguo esplendor electoral, si es que ello fuera o fuese posible en las actuales circunstancias. Una manera de disputar un voto españolista y de centro a Albert Rivera. Lo mismo podría afirmarse de Alejo Vidal Quadras por el lado de Vox. Andan en busca del España Suma.

Hay una cosa positiva desde mi punto de vista. En el Partido Popular, militantes y antiguos dirigentes marianistas, han olvidado, como se podría deducir de su silencio, los desmesurados ataques que recibieron de esas dos personas –a las que habría que añadir Alvarez de Toledo– e incluso la afirmación de la portavoz de que el PP de Rajoy estaba muerto. Solo a título de recordatorio. Mariano contaba con 135 diputados; el actual PP de Cayetana 66.

Es ya un axioma irreprochable que los electores castigan con gran dureza la división interna en los partidos políticos. Lo deberían tener en cuenta los dirigentes del PP en unas circunstancias muy difíciles en este momento. Nadie dijo que la disparidad de criterios en los equipos de dirección tenga que ser necesariamente perversa a la hora de encarar situaciones o marcar hojas de ruta. Al final, es el comandante en jefe quien tiene la última palabra. Siempre que el comandante tenga capacidad personal para tomar decisiones. Esto es, sea un líder.

Llegan informaciones fidedignas acerca de algunas fricciones soterradas en la cúpula del Partido Popular. No a propósito de la estrategia general de la formación y si, por ejemplo, debe coadyuvar o no con Sánchez para evitar la repetición de elecciones. No.

Cayetana Álvarez de Toledo Teodoro García Egea España Suma