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Palo Alto
Por
El retorno de Lord Wader
El caso de Wert permite deducir que el currículum académico no lo dice todo. Si es brillante hay que digerirlo antes que nada. Este señor todavía está en la primera digestión
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Me extrañaba mucho que un tal José Ignacio Wert, ¿recuerdan el ministro de Educación con Rajoy que tuvo que dimitir por los charcos?, continuara en la penumbra después de que el gobierno Sánchez le desalojara de su palacete de París que pagaba el Reino de España por mor de su representación ante la OCDE.
A lo largo de mi ya dilatada vida profesional he conocido a todo tipo de personajes: listos, tontos, medio bobos, arribistas, malos, chorroborros, inanes, chulos sin causa, intrigantes, semibandidos y maleantes.
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Debo confesar y confieso que ninguno tan cínico y tan pagado de sí mismo como el sujeto que Pedro Arriola coló a Mariano al frente del ministerio de Educación en aquel fatídico mes de diciembre del 2011. Un presumido de tal jaez nunca pudo ser colocado al frente de un asunto capital para España que necesitaba (y necesita) capacidad diplomática, cintura política, 'auctoritas' personal y solidaridad gubernamental.
Rajoy cometió el error —como tantos en la elección de ministros y colaboradores— de dar satisfacción a su entonces asesor áulico; si Wert no hubiera sido cooptado como ministro le hubiera esperado Torrespaña (TVE) donde Soraya Sáenz de Santamaría ya había elegido a un compañero de carrera.
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Vuelve a las andadas para salvar su propio culo que de por sí es insalvable. Se coloca medallas en un libro y achaca a los demás su fracaso en el "relato" cuando precisamente al frente de ese relato estaba Carmen Martínez Castro, amiga íntima de su entonces pareja Edurne Uriarte.
El caso de Wert permite deducir que el currículum académico no lo dice todo. Si es brillante hay que digerirlo antes que nada. Este señor todavía está en la primera digestión. Nunca me he encontrado con una persona auténticamente inteligente y talentuda que no sea humilde. Cada vez me convenzo más: para ser presidente o ministro antes que el CV habría que exigir el certificado de buenas personas.
Me extrañaba mucho que un tal José Ignacio Wert, ¿recuerdan el ministro de Educación con Rajoy que tuvo que dimitir por los charcos?, continuara en la penumbra después de que el gobierno Sánchez le desalojara de su palacete de París que pagaba el Reino de España por mor de su representación ante la OCDE.