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Las chicas (os) del plagio
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Graciano Palomo

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Las chicas (os) del plagio

Para que digan que la derecha y la izquierda no tienen nada en común: el plagio. Por algo se empieza

Foto: Una joven en una manifestación en defensa de la educación universitaria. (EFE)
Una joven en una manifestación en defensa de la educación universitaria. (EFE)

Otra vez la Universidad Camilo José Cela. Es, por lo que puede colegirse un auténtico coladero, una vergüenza de centro bajo el nombre de un Premio Nobel. Privada por más señas. Flaco favor le ha hecho Concepción Canoyra, la amiga de Isabel Díaz Ayuso y el consejero Enrique Ossorio, a Pedro Sánchez. Para que digan que la derecha y la izquierda no tienen nada en común: el plagio. Por algo se empieza.

Digo flaco porque con su dimisión —que honra a la dama— deja en evidencia nada menos que a dos autoridades de la Nación. Nada menos que al presidente del Gobierno —plagiador en el mismo centro— y al presidente del Senado, el profesor (inri) Manuel Cruz. Han preferido en lugar de hacer mutis en responsabilidad por meter la cabeza bajo el ala y dejar que la liquidez española lo eche en el olvido. Me temo que tanto a Sánchez, principalmente, como a Cruz, el asunto les perseguirá mientras vivan.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)

Fue la Alemania de Angela Merkel la que puso de moda dimitir por plagios. El primero fue su delfín hasta ese momento, el ministro de Defensa, Karl-Theodor Zu-Guttenberg; poco después también cayó una íntima amiga de la canciller y su ministra de Educación, Anette Schavan. En esos dos ejemplos se inspiró Sánchez cuando pidió dimisiones al PP por cosas similares. Él ha preferido pasar al elenco del pueblo como el 'doctor cum fraude'.

En esto pasa también como con Villarejo. María Dolores de Cospedal tomó la decisión de largarse de la política cuando se conoció sus trapicheos con el famoso comisario. Dolores Delgado, ministra de Justicia, y el actual Secretario de Estado para la Defensa, el ágrafo Ángel Olivares, se escabulleron como malos pagadores.

Creo que a la vida pública hay que llegar con lo principal hecho. Luego se pueden cometer errores, todo dios los perpetra, pero que el inicio de la andadura esté limpio. Ahí tienen el caso de la pobre Cifuentes…Sin ir más lejos…El cementerio está lleno de gentes imprescindibles.

Otra vez la Universidad Camilo José Cela. Es, por lo que puede colegirse un auténtico coladero, una vergüenza de centro bajo el nombre de un Premio Nobel. Privada por más señas. Flaco favor le ha hecho Concepción Canoyra, la amiga de Isabel Díaz Ayuso y el consejero Enrique Ossorio, a Pedro Sánchez. Para que digan que la derecha y la izquierda no tienen nada en común: el plagio. Por algo se empieza.

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