Palo Alto
Por
Sánchez para una década
Sánchez tiene una enorme ventaja: no cree en nada. Ha leído poco, pero tiene una memoria de elefante resentido para no olvidar quién le ayuda y quién intentó segarle la hierba
Lo mismo le da envolverse en una bandera que otra. Del color que sea. Ahora toca la rojigualda y algo tan simple como "gobierno". Con un par. Sabe que sus votantes aceptarán el "caso de Móstoles" —del que ni siquiera se enteran— o que su presidente en la SEPI haya sido llevado al banquillo por un claro asunto de corrupción del que prácticamente nadie ha oído hablar. ¡Tiene suerte el muchacho!
Cuando se conozca la sentencia por los ERE el asunto estará amortizado políticamente y las grandes cadenas de televisión lo meterá en un "corte". Ya se están preparando para ello y el argumentario Ferraz/Moncloa está ultimado.
De modo y manera, mis queridos amigos, que no se llamen a engaño; tampoco se dejen confundir por 'paqueiradas' al pairo. Pedro Sánchez ganará las elecciones con cierto margen, podrá formar gobierno, todo el mundo peregrinará hasta su predio del palacio de la Moncloa y se instalará en esas estancias durante una década. Iván Redondo estará un tiempo más, cambiará sus tarjetas de visitas, abrirá despacho y la mina empezará a soltar más denarios que los que pudo acumular Pablo Escobar en su criminal existencia.
Sánchez tiene una enorme ventaja: no cree en nada. Ha leído poco, pero tiene una memoria de elefante resentido para no olvidar quién le ayuda y quién intentó segarle la hierba. Y da resultado. En su elemental transitar por la vida pública siempre ha hecho lo propio: la búsqueda del poder y después reclamaciones al conserje. Punto. En su momento tocó levantar el puño, pues ¡hala! puño en ristre. Ahora toca "centro" que desempolven las canciones de UCD. Todo es bueno para el convento.
Como hay elecciones y los barones le han avisado que lo de los pactos/acuerdos con los tres independentistas no vende, va presto y recurre resoluciones del Parlament de hace tres meses. ¡Enorme artista!
No se engañen, salvo imprevistos o situaciones extraordinarias (que los puede haber), diez años. Ni uno menos.
Lo mismo le da envolverse en una bandera que otra. Del color que sea. Ahora toca la rojigualda y algo tan simple como "gobierno". Con un par. Sabe que sus votantes aceptarán el "caso de Móstoles" —del que ni siquiera se enteran— o que su presidente en la SEPI haya sido llevado al banquillo por un claro asunto de corrupción del que prácticamente nadie ha oído hablar. ¡Tiene suerte el muchacho!