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El muchacho de ¡válgame dios!
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Graciano Palomo

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El muchacho de ¡válgame dios!

Querido Fernando, la verdad es que la estás "cagando" como diría algún asiduo visitante del ¡Válgame Dios!

Foto: El ministro del interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)
El ministro del interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)

A la salida del Palacio Real (Recepción 12 Octubre), un atildado y educado edecán del ministro Grande-Marlaska (no conseguí identificarle) me alecciona acerca de lo injusto que estoy siendo con el exjuez en mis descripciones. Jamás me atrevería yo a poner en sordina a tan digno servidor del Estado.

Francamente, no me gustan la gente con toga —porque después de sus servicios volverá a revestirse de ella— aplaudiendo como felpudos batientes a políticos en ejercicio. Sean del partido que sean y tengan la ideología que ostenten.

Entiendo que un juez decida subirse al carro de un presidente del Gobierno cuando le ofrecen un transportín en calidad de ministro del Interior, ni más ni menos. Pero ello conlleva sus riesgos, querido Fernando. Y la verdad es que la estás "cagando" como diría algún asiduo visitante del ¡Válgame Dios! Desde luego, lo que nunca dirá el susodicho es que la calle es suya, entre otras cosas, porque la ha entregado a los CDR y a los "infiltrados". Hay imágenes, señor exjuez, que valen más que un millón de palabras. No lo escribo por el bar en cuestión, que es refugio de la aristocracia sin fuste. Saben mi posición al respecto: la única aristocracia que respeto es la del mérito personal.

Aprovecho el post para subrayar que habría que prohibir que aquellos jueces y fiscales que decidan cruzar la línea y subirse al carro con vitola partidaria no deberían volver. Como ocurre con los uniformados de caqui.

A la salida del Palacio Real (Recepción 12 Octubre), un atildado y educado edecán del ministro Grande-Marlaska (no conseguí identificarle) me alecciona acerca de lo injusto que estoy siendo con el exjuez en mis descripciones. Jamás me atrevería yo a poner en sordina a tan digno servidor del Estado.

Fernando Grande-Marlaska CDR