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¿Desaparece Ciudadanos?
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Graciano Palomo

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¿Desaparece Ciudadanos?

¿Subsistirá como formación o pasará a engrosar el catálogo de partidos que ahora reposan livianamente en el desván de la Historia?

Foto: Retirada de los carteles electorales de la sede de Ciudadanos. (EFE)
Retirada de los carteles electorales de la sede de Ciudadanos. (EFE)

La gota malaya ya se ha instalado en lo que queda de Ciudadanos. Ya lo dijo Napoleón: “La victoria tiene cien padres, la derrota es huérfana”. Desde que el mundo es mundo, señores que vinisteis a redimirnos porque erais los más puros, los más listos y los más desinteresados.

Tuve ocasión de decírselo en varias ocasiones al finiquitado líder (por ahora), Albert Rivera, porque este si tiene una enorme ambición (otros lo llaman vocación). Ha dejado su tambaleante criatura política en otras manos sin que nadie pueda asegurar que pueda salir de la UVI. Le dije que nada que no es verdad permanece. Nada que no se asiente sobre cimientos sólidos resiste ni al cierzo ni al tiempo. Pero él ya estaba subido en un caballo blanco, envuelto en túnica blanca, creyendo que el camino hacia Moncloa era algo irreversible.

Foto: Albert Rivera y José Manuel Villegas, el 10 de noviembre. (EFE)

En la España líquida que terminará por sepultarnos a todos, en medio de una crisis socio/económica brutal de los años 10/13, con un partido entonces en el Gobierno que se deshacía por la corrupción de unos cuantos, con un presidente M.R. incapaz de ir más allá que estirarse sus manguitos, una oferta como la de Ciudadanos -a cuenta de varios líderes- parecía irresistible a la hora de asaltar la fortaleza agujereada del PP. Porque esa era su auténtico objetivo, eso sí, envuelto en el celofán teórico de centro. El centro, querido Albert, es la mejor posición en política, sí, pero también la más difícil de definir al fin y a la postre, máxima cuando la gobernanza no entiende de palabrejas sino de HECHOS.

El único que dice no conocer la razón o razones por las que Ciudadanos quedó en la marginalidad del pasado 10-N, es el hasta ahora secretario general José Miguel Villegas. Pues, oiga, vaya al psicólogo y al oculista en una misma sesión.

Foto: Imagen del Valle de los Caídos el pasado 20 de noviembre. (Reuters)

Los hechos son descriptivos y descriptibles. También los históricos. Cuando UCD cumplió su misión durante la Transición -esa que ya ha saltado por los aires-, el pueblo les mandó al averno. Cuando el CDS nada menos que teniendo al frente al mítico Adolfo Suárez demostró que no servía para nada, el pueblo les dijo que devolvieran los créditos y cada mochuelo a su olivo. Cuando UpyD capotó por lo que fuera, no quedó más remedio que echar la persiana y atornillarla.

No escribo esto excesivamente feliz. Con la macha de Rivera y sus principales colaboradores durante los 11 años que duró la aventura naranja se abre un enorme interrogante. ¿Subsistirá como formación o pasará a engrosar el catálogo de partidos anteriormente citados y que ahora reposan livianamente en el desván de la Historia? No tengo una respuesta clara. Lo que sí conozco es que dirigentes locales, regionales y nacionales están aporreando las puertas del bipartidismo a ver, si por suerte y casualidad, suena la flauta.

¡Fue bello mientras duró!

La gota malaya ya se ha instalado en lo que queda de Ciudadanos. Ya lo dijo Napoleón: “La victoria tiene cien padres, la derrota es huérfana”. Desde que el mundo es mundo, señores que vinisteis a redimirnos porque erais los más puros, los más listos y los más desinteresados.

Ciudadanos Adolfo Suárez