El canguelo

El presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta, ha sido encargado por sus conmilitones de dar la voz de alarma: "La fuga de capitales e inversiones ha empezado ya...".

Les asusta más el gobierno socialcomunista que la llegada en socorro del vencedor de los independentistas catalanes. O a partes iguales. Lo que ha dicho públicamente Zulueta se oye a diario en los cenáculos cualesquiera que se extienden por todo el país. Hay miedo. Miedo. ¿Miedo en la tercera/cuarta potencia europea? Sí. Eso es lo que al menos se percibe. Les produce pavor que alrededor de la mesa del Consejo de Ministros se puedan beber el agua de la jarra los descamisados que, si algo han demostrado ser, son coherentes: banca pública, nacionalización de los sectores estratégicos y control —de aquella manera o de la otra— de los medios de comunicación a los que contemplan como una herramienta básica de su proyecto.

Tengo para mí que llegan demasiado tarde. El jefe de los empresarios en cuanto tuvo la oportunidad de subir al 'air force one' del brazo de Pedro Sánchez empezó a perderle el miedo a las alturas y ahora ve como otros le van a bajar al terruño. ¡Se lo tienen bien merecido! Cuando Sánchez lanzó sin venir a cuento el nombre de 'Nadie' Calviño durante el debate electoral lo hizo con toda intención: calmar a los que se iban a poner como hienas cuando veinticuatro horas después se diera el abrazo con su extraordinario elemento de insomnio. Zulueta en algo lleva razón: Calviño le dura a Pablo Iglesias —leninista en estado puro, esto es, cabalgando posibilismos— lo que un cigarro al 'cowboy'.

Por eso, vengo escribiendo semana sí y semana también que en todo este periodo de tiempo nunca estuvieron todos. Personalmente, me estoy divirtiendo de lo lindo. Nada que perder, nada que temer.

Ahora a llorar como féminas lo que no supieron defender como varones. No lo digo yo, oiga, por favor...