Palo Alto
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El CO2 de los eco-pijos
Llevo toda la vida soportando a gente de este jaez, entre ellos, determinados colegas que ponen el grito en el cielo por las injusticias y luego no pagan a la asistenta
Lo mejor de las Nuevas Tecnologías, aplicadas en el día a día al común, es que resulta difícil dar gato por perdiz. Como te pases, te la clavan. Como vayas de listillo, te estrellas.
Me ha divertido mucho contemplar durante toda la semana cómo la 'ordinary people', esto es, los ciudadanos de todo tipo y condición se han cachondeado de los nuevos profetas de un ecologismo de boquilla. Vuelvo a repetir lo de la semana pasada: ecologista, YO. Con hechos.
Los internautas han sido especialmente crueles con dos personajes que viven en Estados Unidos y, al parecer, son hombres sumamente acaudalados, Javier Bardem (Los Ángeles) y el cantante malagueño Alejandro Sanz (Miami). Nadie en su sano juicio puede poner en cuestión su prédica respecto a la necesidad de cuidar el planeta. Ahora bien, para miles y miles de españoles informados acerca de sus jets privados, todoterrenos contaminantes a más no poder, su lujoso tren de vida en medio de enormes mansiones, etc. no es de recibo pregonar una cosa y justamente hacer exactamente la contraria. Esa época ya pasó. Ahora el público se entera de todo, como debe ser. Esa es una conquista esencialmente democrática que debe estirarse aún más para los llamados "prescriptores".
Hay mucho jeta entre estos eco-pijos y también otros muchos honrados que no cabalgan contradicciones por doquier. Si exiges al resto de los mortales comportamientos ético-ecológicos —incluso de justicia social y distributiva— no puedes venir luego a exhibir ni publica ni privadamente un sepulcro blanqueado.
Tengo para mí que estos dos personajes que he citado a partir de la Cumbre de Madrid tendrá buen cuidado en dar sermones y repartir cartillas de racionamiento mientras sus mesas están a rebosar. Llevo toda la vida soportando a gente de este jaez, entre ellos, determinados colegas que ponen el grito en el cielo por las injusticias —y eso está muy bien— y luego no pagan a la asistenta. Por poner un detalle concreto.
Lo dijo el clásico: las palabras mueven; el ejemplo arrastra.
Estoy convencido de que hoy se me ha entendido todo.
Lo mejor de las Nuevas Tecnologías, aplicadas en el día a día al común, es que resulta difícil dar gato por perdiz. Como te pases, te la clavan. Como vayas de listillo, te estrellas.