Cuando el vasco 'Rh negativo' estaba podrido

En el mes de noviembre del año 2000, el 'pope' del rancio nacionalismo vasco, Xabier Arzalluz, el exjesuita exclaustrado, declaraba al diario italiano 'Il Sole 24h Ore', esto: "La independencia política de Euskadi se asienta sobre la identidad racial de los vascos, los habitantes más antiguos de Europa, identificados por una señal genética, la sangre con el Rh negativo...".

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Europa Press

El antiguo predicador ensotanado de la Iglesia Universal —¡a ver cómo se come eso!— dejaba su tarjeta de racista estableciendo la supremacía de un antiguo pueblo sin romanizar y señalaba el camino a los 'maketos'. En definitiva, todo cuadraba. El enorme orador parlamentario que fue, y que no dejaba indiferente a nadie cuando estaba en el uso de la palabra, no se cortó un pelo y dejó explícitos cuáles eran los pliegues de su alma. Siempre me sorprendió sinceramente que un hombre de su extensa cultura, que había ejercido como sacerdote entre los pobres emigrantes españoles en Alemania durante la penuria franquista, abrazara con más ahínco los postulados de Sabino Arana (siglo XIX) que las tesis de la Iglesia que dice ser universal.

Supongo que cuando le han comunicado en la tumba la condena por corrupción a tres de sus carísimos hijos habrá retumbado el trueno

Supongo que cuando le han comunicado en la tumba la condena por corrupción a tres de sus carísimos hijos habrá retumbado el trueno. No es la primera vez que el impoluto Partido Nacionalista Vasco —recuerden la intervención de Aitor Esteban durante la moción de censura a Rajoy al socaire de la corrupción del PP— se ve envuelto en casos de corrupción económica. Hace décadas el caso Tragaperras explicitó que la iglesia peneuvista trincaba a manos llenas, pero como lo trabucaire imprime carácter todo el mundo miró hacia otro lado.

Urkullu, el mefistofélico personaje que habita en Ajuria Enea, ha dicho que el 'caso De Miguel' no va con él y acto seguido pide perdón. ¿En qué quedamos señor lendakari? Ya lo dijo el fundador de la Iglesia Universal: haced lo que dicen, pero no hagáis lo que hacen. ¡Qué vergüenza!