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De 'La Internacional' al vuelo de corral (León)
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Graciano Palomo

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De 'La Internacional' al vuelo de corral (León)

El diagnóstico puede ser correcto, pero la solución es un disparate. No se combate un problema creando otro mayor, sobre todo, en estos momentos de centrifugación del Estado

Foto: El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, saluda al alcalde de León, José Antonio Díez. (EFE)
El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, saluda al alcalde de León, José Antonio Díez. (EFE)

La historia de la izquierda mundial, desde la Revolución de Octubre (1917), no deja lugar a dudas. Cuando está en el poder no permite el más mínimo requiebro en lo que afecta a la "cuestión nacional", aunque sus teorías —como siempre les ocurre— hablen de "autodeterminación", naturalmente en los territorios que no domina.
¿Es necesario recordar a las repúblicas bálticas, la Besarabia y la Bucovina y más reciente cómo reaccionó Evo Morales (el icono de Podemos) cuando la provincia de Santa Cruz amenazó con separarse de La Paz? Los ejemplos fehacientes y fácticos no caben en este post. Tampoco voy a abusar.

La deriva reaccionaria, cavernícola, de la actual izquierda española —en este caso PSOE/UP, esa que defiende el cursi ESCA (tiene nombre, ignoro si también apellidos), que gusta perorar en esos territorios medievales y está en su salsa en pos de vuelos gallináceos— puede comprobarse estos días entregándose de pies y bolsillos a partidos tan 'progresistas' cono son el PNV —fundado por un racista confeso— y ERC, con sus ínfulas supremacistas. ¡Todo es bueno para el convento sanchista!

Foto: El ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, junto al alcalde de León, José Antonio Diez. (EFE)


Ya sé que abundan los milicianos castrados del manifiesto, paletos y reduccionistas. ¡No me lo cuenten! Los sufro cuasi a diario. Y más porque no me dejo.

Lo anterior me lleva directamente a León, una tierra especialmente histórica y muy querida por este columnista. Hete aquí, que un señor electo bajo las siglas del PSOE, un tal Díez Díaz, apoyado por Podemos ('of course'), exige reinventar la tabla de los quesos —40 años después y cuando el globo se ha convertido en un pañuelo— bajo la denominación de 'Región Leonesa'. Que yo sepa, León siempre fue un Reino, ya que invocan a sus ancestros históricos. Quieren tanto a su tierra que rebajan la categoría: de Reino a Región. ¡Ronda gratis para todos!

Reinventan el café a gogó con la pretensión de ir en solitario junto con Zamora y Salamanca, dos provincias que, como todo el mundo sabe, son un prodigio de desarrollo económico y progreso en el I+D+i. Al menos, podrían haber pedido ir de la mano del estado norteamericano de La Florida que, además de ser descubierto por Juan Ponce de León, un nativo corajudo, está en los tiempos actuales a la vanguardia mundial de casi todo. Nadie ama desde la ignorancia. ¡No vamos a pedir peras a un Díez!

Tras la deposición político-histórica del susodicho, unas horas después, un grupo de 'hooligans' del alcalde con minuto de gloria han suscrito un manifiesto —entre los que se encuentra el eximio poeta Gamoneda, el del premio ZP—, subrayando el desconsuelo de su amada provincia porque sus anhelos no encuentran satisfacción colgados del brazo de Castilla. El diagnóstico puede ser correcto —también puede alzar la voz la Ribera del Duero, la comarca ahora mismo más emergente de España y no tiene ni un maldito tren, Soria, Segovia y un largo etcétera—, pero la solución: un disparate.

Me ha sorprendido encontrar entre las firmas a gente que juró por sus muertos que el gran problema del país era el Estado de las Autonomías

Una de las cosas que me han sorprendido es encontrar la firma de gente que juró por sus muertos que el gran problema de la Nación era el Estado de las Autonomías. Me lo manifestaban hasta ayer mismo. Es decir, que la gran solución pasaba por acabar 'manu militari' con la distribución territorial implantada en la Constitución del 78. Estas/os sujetas/os es verdad que van de viajadas, rubicundas y modernas. No seré yo el que les niegue su derecho a opinar y hasta explicitar sus preferencias político/territoriales. Pero, al mismo tiempo, observo que abrevan en el pesebre sanchista bajo marcas mediáticas públicas de tres letras. Compaginan pesebre de terruño con universalismo (sic); piden a voz en manifiesto la creación de una nueva región de taifas. Claro que hay desfases, agravios, incongruencias, injusticias… Pero no se combate un problema creando otro mayor, sobre todo, en estos momentos de centrifugación del Estado. Un Estado que lejos de ser una antigualla representa y garantiza los derechos de los más débiles; los derechos de esos que 'La Internacional' reconoce como los parias de la tierra y se agrupan en famélica legión. ¿De izquierdas, progresistas en vuelo de rasante? ¿Dónde han reclutado a estos firmantes?

El problema no es el alcalde; el problema es el PSOE. El problema es la izquierda viejuna, gallinácea, profundamente reaccionaria. En Valladolid dicen una cosa y en León justamente la contraria. Dejan que su edil se tire a la piscina repleta de cemento y acto seguido lo desautorizan.

¡Vivir para ver! Y estamos, creo, en el 2020. Nosotros, sí. Ellos en el siglo XIII.

La historia de la izquierda mundial, desde la Revolución de Octubre (1917), no deja lugar a dudas. Cuando está en el poder no permite el más mínimo requiebro en lo que afecta a la "cuestión nacional", aunque sus teorías —como siempre les ocurre— hablen de "autodeterminación", naturalmente en los territorios que no domina.
¿Es necesario recordar a las repúblicas bálticas, la Besarabia y la Bucovina y más reciente cómo reaccionó Evo Morales (el icono de Podemos) cuando la provincia de Santa Cruz amenazó con separarse de La Paz? Los ejemplos fehacientes y fácticos no caben en este post. Tampoco voy a abusar.

León