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Independentistas, ¡dejadnos en paz!
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Graciano Palomo

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Independentistas, ¡dejadnos en paz!

¡Estamos hasta el gorro de vuestra lata! Somos 47 millones de ciudadanos que seguimos atados en nuestra existencia diaria con la tabarra independentista catalana

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra (c), junto a su esposa, Carola Miró (d), y la portavoz de JxCAT en el Congreso, Laura Borràs. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Quim Torra (c), junto a su esposa, Carola Miró (d), y la portavoz de JxCAT en el Congreso, Laura Borràs. (EFE)

Lo escribo como lo escucho a diario. ¡Estamos hasta el gorro de vuestra lata! Somos 47 millones de ciudadanos —libres, no iguales (y dicen que son "progresistas")— que seguimos atados en nuestra existencia diaria con la tabarra independentista catalana. Luego vendrá la argolla PNV-Bildu.

Los 45 millones de ciudadanos, libres pero no iguales, repito, tenemos todo el derecho del mundo a poder vivir con nuestra propia concepción del mundo y entender nuestra propia existencia como nos venga en gana. Somos más, mucho más modernos y más liberales. Llevamos lustros soportando sus cacicadas inaguantables, oyendo su eterno soniquete, sus desprecios e insultos. No me extraña que hayan crecido aquellos que consideran ya que no sería malo que se desligaran de una vez. No comparto en absoluto esta conclusión, entre otras cosas, porque sería el fin del Estado y sin Estado no hay derecho, sobre todo, para los más débiles y desvalidos.

Foto: Pablo Iglesias felicita a Pedro Sánchez tras ser investido presidente del Gobierno, este 7 de enero. (EFE)

Llevo toda mi larga vida profesional con ese aliento en el cogote. Conozco el pequeño mundo y no me parece que vaya por ese camino. Es poner también en tela de juicio la propia idea de la Europa Unida, esa vieja idea extraordinaria que además ahora mismo no tiene alternativa a la que me niego a abjurar.

Ahora hay un nuevo Gobierno, algunos de cuyos integrantes de la ultra izquierda son partidarios —al menos por lo que tienen declarado, lo que hagan está por ver— del manido "derecho a decidir", es decir, de la autodeterminación para irse en solitario. ¡Pues vamos a ello! Pero con todas sus consecuencias.

Lo que no podemos es afrontar los nuevos tiempos, que son globalizados, universales, generales, con esa correa asida a nuestro cuello. Que hagan lo que consideren menester, pero, por favor, dejadnos vivir en paz y libertad, que de esto último sabemos mucho más que los secesionistas de vuelos de corral.

Lo escribo como lo escucho a diario. ¡Estamos hasta el gorro de vuestra lata! Somos 47 millones de ciudadanos —libres, no iguales (y dicen que son "progresistas")— que seguimos atados en nuestra existencia diaria con la tabarra independentista catalana. Luego vendrá la argolla PNV-Bildu.

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