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¿Qué puede hacer el centro derecha?
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Graciano Palomo

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¿Qué puede hacer el centro derecha?

Lo tiene difícil porque, visto lo visto, el tándem socialcomunista no parece muy dispuesto a dejarse ni a ser preguntado

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)
El presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

El debate continúa. ¿Pudo el centroderecha cambiar el signo de lo que estamos viendo? Definitivamente, no. Se pudo describir hasta en el más mínimo detalle a las 24 horas posteriores al 10-N cuando Sánchez e Iglesias se citaron en el Congreso de los Diputados para sellar mediante grandes abrazos y grandilocuentes manifiestos una alianza irreversible, al menos, por el momento.

Cuando el 16 de diciembre, Inés Arrimadas tuvo la fortuna de ser recibida por el entonces presidente en funciones insistió, insistió e insistió en la fórmula 221 —gobierno en solitario del PSOE, apoyado desde la oposición para los grandes asuntos de Estado por el PP más Ciudadanos—, Sánchez dijo NO. Y no es NO, ¿qué parte del 'NO' no entiendes, Inés?

Foto: Pablo Casado. (Montaje EC)

Bien. Lo que hay es lo que hay. Legalmente, por supuesto. ¿Qué puede hacer el centroderecha para controlar, como es su obligación, a un gobierno inédito? Lo tiene difícil porque, visto lo visto, el tándem socialcomunista no parece muy dispuesto a dejarse ni a ser preguntado y mucho menos a ser "controlado" en esa dinámica libre y progresista de una democracia liberal, alejada de las ampliamente conocidas como "populares".

El centroderecha, en efecto, es la única alternativa a lo constituido. El dilema para PP y Ciudadanos es elegir entre el vocerío y la crítica centrada, moderada y con propuestas alternativas. Esa es la cuestión. Una inmensa mayoría del pueblo español se reconoce en ese predio de sensatez. El asunto es cómo parar los pies al leviatán desatado a su derecha.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

Pablo Casado e Inés Arrimadas están condenados a entenderse. Les une mucho más que lo que divide. Es el primer test. Lo otro se dará por añadidura.

El debate continúa. ¿Pudo el centroderecha cambiar el signo de lo que estamos viendo? Definitivamente, no. Se pudo describir hasta en el más mínimo detalle a las 24 horas posteriores al 10-N cuando Sánchez e Iglesias se citaron en el Congreso de los Diputados para sellar mediante grandes abrazos y grandilocuentes manifiestos una alianza irreversible, al menos, por el momento.

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