Es noticia
De "progresistas" y "moderados"
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

De "progresistas" y "moderados"

Ser o no un progresista —que viene de progreso— nada tiene que ver con la militancia en un partido político. Significa, antes que nada, conducirte en la vida diaria con lo que realmente piensas

Foto: Vista general del Congreso de los Diputados vacío. (EFE)
Vista general del Congreso de los Diputados vacío. (EFE)

En esta España líquida que hubiera hecho las delicias del británico/polaco Sygmund Bauman la perversión del lenguaje alcanza ya cotas inimaginables. Los conceptos más sublimes de la condición humana se degradan a diario entre la ignorancia generalizada de una sociedad que ni lee ni se informa.

Si aplaudes —con sonoridad— el palmito del Gran Timonel y cuanto le rodea eres la viva estampa de un "progresista". De lo contrario, si mantienes un mínimo sentido crítico y vas por la vida sin orejeras puede que te conviertas en "basura fascista" en la que hay que incluir, naturalmente, a Felipe González, Alfonso Guerra, César Antonio Molina ("todo aquel que hace una mínima crítica a la actual dirección del PSOE se convierte en un fascista").

Ser o no un progresista —que viene de progreso— nada tiene que ver con la militancia en un partido político. Significa, antes que nada, conducirte en la vida diaria con lo que realmente piensas. Autenticidad. Conozco personas que son activistas de izquierda, aún ultraizquierda, que ni pagan a la asistenta. Hoy, un dirigente político progresista en España es el que hace todo lo posible porque el personal tenga trabajo. Cuanto más digno y bien pagado mejor. Ser "progresista" nada tiene que ver con la militancia política concreto; es una actitud personal.

Ser moderado, en definitiva, es respetar las opiniones adversas, no abrir 'Gulags' entre "buenos" y "perversos" y hacer de la necesidad virtud

Lo mismo que la "moderación". ¿Alguien en su sano juicio afirmaría ante notario que los hechos que perpetran —hasta el momento— el trío Sánchez/Iglesias/Rufián/Otegui se pueden encuadrar en el apóstrofe de la moderación? Moderación es no traspasar los límites, ni del sentido común, ni de las leyes (Constitución incluida). Ser moderado, aunque tuvieras o tuvieses una mayoría aplastante en las urnas (no es el caso), es gobernar teniendo en cuenta a los millones de personas que no te han dado su beneplácito, esto es, respetar las minorías. Ser moderado, en definitiva, es respetar las opiniones adversas, no abrir 'Gulags' entre "buenos" y "perversos" y hacer de la necesidad virtud. Ser progresista —insisto, de progreso— tiene más que ver con los hechos que con los viejos clichés que se cocinaran hace muchas décadas entre las cabezas de huevo de los que invadieron territorios que no les correspondían. Luego, pasó lo que pasó.

Ser progresista y moderado, hoy, es que los hechos se impongan a la apariencia.

¿Abrimos, por tanto, un concurso a ver quién es más progresista y más moderado?

Que empiece al casting.

En esta España líquida que hubiera hecho las delicias del británico/polaco Sygmund Bauman la perversión del lenguaje alcanza ya cotas inimaginables. Los conceptos más sublimes de la condición humana se degradan a diario entre la ignorancia generalizada de una sociedad que ni lee ni se informa.