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Graciano Palomo

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Gobierno en almoneda

Aquellos que padecen de insomnio y repasan el BOE se llevan las manos a la cabeza ante el caudillismo que emana el muchacho de la tesis

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Nada tiene de extraño que Alfonso Guerra, que sí sabe lo que es gobernar una Nación y, lo que es una Nación, no duerma por las noches.

Estos son los hechos.

Que un independentista que insulta todos los días a los españoles, que dice que a España le quedan dos bautizos, que defraudó a la Seguridad Social y se envalentona de ello; que un tipo como Rufián sea capaz de hacer cambiar de opinión y dejar en ridículo al jefe del Gobierno, tras pasar unas horas en el palacio de la Moncloa, es que, en efecto, el poder Ejecutivo está más que en almoneda.

Por la mañana liberan un comunicado diciendo que la "mesa bilateral" —de igual a igual— se reunirá después de las elecciones. El matón, dialécticamente hablando, pide hora en palacio y tras recordar a Sánchez sus compromisos con ERC para que saliera su investidura, emite otro comunicado haciendo que el presidente mande el primero por la senda de retambufa.

Foto: Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, el 20 de diciembre de 2018, en Barcelona. (EFE)

Luego, viene la calderilla. Veintidós ministros, cinco vicepresidentes(as), Redondo incluido, y hay que montar cada dos ministerios un órgano de coordinación… Esto me suena a la etapa del pobre Zapatero (en indumentaria técnico/cultural me refiero, porque de lo otro no sabemos, o sí) cuando le decía al gran cántabro (Revilla) aquello de por el dinero no te preocupes, "tengo la caja llena". Ya sabemos como acabó aquella chulería.

Como suele decir García-Page, el último en engrosar la legión de "fachas", eso es lo de menos, porque lo de más, es el carajal administrativo/político que hay montado alrededor del primer gabinete de coalición. Un descontrol a cuenta del contribuyente, naturalmente o del déficit que viene a ser igual.

Paralelamente, aquellos que padecen de insomnio y repasan el BOE se llevan las manos a la cabeza ante el caudillismo que emana el muchacho de la tesis. Le da igual ocho que ochenta. Arre que so. Él, a mostrarse fuerte con los débiles (agricultores) y débil con los poderosos… ¡Explícate, por favor, presidente, con los de George Soros…!

Foto: Incidentes entre la Policía y los agricultores en Don Benito, el miércoles. (EFE)

Mi inabarcable colega Raúl del Pozo suele decir que el faro que guía a Sánchez no es Maduro. Un tipo de escaso glamour, repudiado por el orbe y de maneras poco afeitadas. El faro es Vladimir Putin (Del Pozo 'dixit', insisto) todo poder incontenible en busca de un lugar en el Arconte de Atenas. Dicen, todavía no lo creo, que a las primeras de cambio ha dejado sin un mal papel que llevarse a la boca a su vicepresidente y que por eso el de Galapagar con Porsche Cayenne dedica su tiempo a darle al Twitter.

Por de pronto, al alimón, le han dado al pueblo extremeño en las espaldas de sus agricultores, no tren que es lo que demandan y necesitan, sino una somanta de obleas con pelotas de goma incluidas. Oiga, no se queje, pelotas de goma "radicalmente progresistas".

Y, ¿encima os quejáis, desagradecidos? A la prensa libre les tienen preparados otros menús.

Nada tiene de extraño que Alfonso Guerra, que sí sabe lo que es gobernar una Nación y, lo que es una Nación, no duerma por las noches.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Seguridad Social Moncloa Alfonso Guerra Raúl del Pozo