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Chapoteo a tres bandas: banalidad, mentira y despilfarro
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Graciano Palomo

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Chapoteo a tres bandas: banalidad, mentira y despilfarro

Se aprestan a comprar voluntades con cargo al contribuyente. ¡Muy progresista todo! Pero a esas voluntades hay que añadir los intereses clientelares del gobierno social/comunista

Foto: El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, el consejero delegado de Apple, Tim Cook (d), y la vicepresidenta del gobierno de España, Nadia Calviño. (EFE)
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, el consejero delegado de Apple, Tim Cook (d), y la vicepresidenta del gobierno de España, Nadia Calviño. (EFE)

El mes pasado un cuarto de millón de trabajadores se fueron a la calle, y al Gobierno lo que le importa es llevar a la hoguera a todo discrepante que se encuentre en el arcén. El FMI, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo le dan continuos avisos de que son unos manirrotos que van por el mismo camino Zapatero (situar en la quiebra al Reino), y ellos, orondos, bien comidos y mejor bebidos por cuenta del contribuyente (y del déficit) a darle al gasto que pueden ser dos días. Al fin y al cabo, el dinero público no es de nadie...

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Es de tal banalidad el discurso político de Sánchez -¿toda la noche la ruleta le va a ser condescendiente?- que mientras manda a su vicepresidenta económica -una destartalada profesionalmente y sin ningún poder político en el Gabinete- a reconocer que del crecimiento dicho nada de nada, es decir, más paro, al mismo tiempo reconoce que el gasto se irá por las nubes. Y se queda tan ancho... Porque al mismo tiempo se ponen muy estupendos para acto seguido decir que se va a lograr el equilibro fiscal. ¡Es de traca! Como será la cosa, que hasta un miembro leído y prestigioso en este mundo de las cuentas se lleva las manos a la cabeza ante tanto desvarío.

¿Qué sucede? Pues que se aprestan a comprar voluntades con cargo al contribuyente. Eso sí, dirán que van a por los ricos (ja, ja, ja); será y es una nueva mentira. Porque los ricos son mucho más listos que ellos -que no han gestionado ni una mercería y, generalmente, han vivido siempre de la mamandurria pública- y llevan lustros poniendo sus caudales a buen recaudo. ¿Comprar voluntades? ¿Qué voluntades? Sí, las que se esconden tras los privilegios identitarios -que les han llevado al poder y en él le sostienen- mientras se olvidan de los ciudadanos en territorios más pobres entre el silencio clamoroso de los dirigentes socialistas que se aplican la vaselina ante Sánchez. ¡Muy progresista todo! Pero a esas voluntades hay que añadir los intereses clientelares del gobierno social/comunista del que dan razón día sí y noche también.

De las mentiras sólo hubo que escuchar la primera sesión parlamentaria de control al Gobierno. O mejor, entren en Facebook o twitter.

¡Ahí los tienen! Ufanos, subidos al coche oficial, desparramados en sus lustrosas poltronas y encantados de haberse conocido. Hasta el escolta del ex profesor de Educación Física en primaria (tres meses) se ha colado en el consejo de Renfe. ¡Con un par!

Definitivamente, desprecian cuanto ignoran.

El mes pasado un cuarto de millón de trabajadores se fueron a la calle, y al Gobierno lo que le importa es llevar a la hoguera a todo discrepante que se encuentre en el arcén. El FMI, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo le dan continuos avisos de que son unos manirrotos que van por el mismo camino Zapatero (situar en la quiebra al Reino), y ellos, orondos, bien comidos y mejor bebidos por cuenta del contribuyente (y del déficit) a darle al gasto que pueden ser dos días. Al fin y al cabo, el dinero público no es de nadie...

Pedro Sánchez Renfe Gasto público