Es noticia
Medicina para el 'vendeobreros'
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Medicina para el 'vendeobreros'

Definitivamente, el jefe de UP quiere estar en la procesión y repicando. La procesión la domina donde exhibe con fruición el oropel del poder que antes fusilaba

Foto: Pablo Iglesias. (EFE)
Pablo Iglesias. (EFE)

En política, como en el casino, el asunto que importa no es cómo se entra, sino cómo se sale. Mi amigo Raúl del Pozo me alertaba el pasado miércoles por la mañana acerca del "fin" de Pablo Iglesias. Tenía que entender este "fin" como que el antiguo asaltador de cielos, que venía a redimir a los parias de la tierra, al fin y a la postre, al único que se ha redimido es así mismo y a su "nomenclatura".

Este es un hecho cierto porque de facturar 800 euros como "profesor invitado" a ingresar más de doscientos mil —más seguridad, guardia civil, gastos de representación, etc., etc.—es un dato más que objetivo para intentar aguantar la nueva situación si es posible hasta la jubilación.

Pues bien, la alerta 'raulista' se producía a las 11 a. m. Pues bien, unas horas después un grupo de reventadores le aplicaban de su propia medicina al grito de "vendeobreros" en la misma universidad, misma facultad y misma aula donde no hace muchos años dirigía él una protesta reventadora con dirigentes políticos en ejercicio que lo único que deseaban era exponer sus ideas en sede universitaria.

Iglesias se ha creído lo que no es. Como ha tenido tanto éxito utilizando como principal argumento el dolor y desesperación de esos parias de la tierra, da la impresión de que cree que siempre será igual. ¡Torres más altas se han desplomado de un plumazo!

Ha establecido, con gran éxito una dinastía política en el núcleo del poder de la ultra izquierda; no es algo nuevo en la viña pública de rojo intenso. Ahí tenemos Nicaragua con los Ortega que combatieron una dictadura para establecer otra mayor; vimos como los Kirchner en la cuitada Argentina llenaron sus cajas fuertes con coimas podridas. Eso por quedarme solo en el cosmos de habla hispana. Pero en los Cárpatos hubo una famosa pareja…

Es por un lado encomiable, por otro enternecedor, ver cómo Iglesias protege a la ministra de Igualdad que, curiosamente, es su pareja. Le ha mandado un insulto directo al mentón al ministro "machista frustrado" —lo mejor de don Pablo es siempre cuando viste camisa de guerrillero frustrado— que, curiosamente también, es la pareja de la presidenta del Congreso, Batet. Se mueve entre la épica de las palabras gruesas y la obscenidad crematística que le ofrece su éxito político.

Definitivamente, el jefe de UP quiere estar en la procesión y repicando. La procesión la domina donde exhibe con fruición el oropel del poder que antes fusilaba. Al mismo tiempo, repica con sus viejos y desgastados clichés de superado leninista, para intentar confundir a su parroquia. ¡Oigan, que estoy, pero no estoy!

Sí que está. En el poder. Y disfruta como un revolucionario de salón mientras intenta poner sordina a una vida anterior que pide paso a borbotones.

Lo sustancial al día de hoy es que los del PSOE empiezan a sufrir en relación con Pablo Iglesias fatiga de materiales.

En política, como en el casino, el asunto que importa no es cómo se entra, sino cómo se sale. Mi amigo Raúl del Pozo me alertaba el pasado miércoles por la mañana acerca del "fin" de Pablo Iglesias. Tenía que entender este "fin" como que el antiguo asaltador de cielos, que venía a redimir a los parias de la tierra, al fin y a la postre, al único que se ha redimido es así mismo y a su "nomenclatura".