¿Cuándo hay que pedir cuentas?

La oposición estuvo en su lugar durante en el reciente y melancólico debate parlamentario convocado exprofeso para aprobar el Real Decreto sobre el estado de alarma.

Pablo Casado volvió a tender su mano a un Sánchez claramente desarbolado por las circunstancias, recordando tímidamente sus deslealtades con los gobiernos del Partido Popular —desde el 11-M al ébola—. Anunció 'Ad calendas grecas' una comisión de investigación parlamentaria —que no será aprobada con la composición del actual Parlamento— y, en cualquier caso, remite la exigencia de responsabilidades de cualquier tipo a la muerte del virus.

Tampoco su papel es fácil. Lo más rentable (o no) políticamente sería lanzarse en tromba contra las carencias insufribles de un Gobierno desalmado; quizá no lo más responsable y patriótico.

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Dicho lo anterior, supongo que tanto unos como otros no caerán en la estulticia de pensar que los contribuyentes padecemos todos de alzhéimer (EA) y que no vamos a recordar los hasta ahora 19.000 infectados y los más de mil muertos.

Sánchez, Redondo y sus terminales millonarias distribuyen a gogó el argumento manido de los "recortes" que tuvieron lugar hace nueve años tras llegar al poder un gobierno que heredó de Rodríguez Zapatero un país en la más absoluta quiebra. Han tenido tiempo de haber puesto remedio.

Sánchez & Iglesias en lo único que han demostrado ser unos auténticos doctores es en manipular las situaciones en beneficio propio. En el ventajismo. De ahí que millones de españoles que asisten despavoridos a la actual tragedia teman que la mano tendida de Casado —que aplaudo— sirva para que una vez recuperados —si se recuperan— en lugar de un apretón sincero y honesto se la corten.