Sánchez, ¿cuatro años?

En las últimas semanas hemos escuchado a Pedro Sánchez que su proyecto es a cuatro años. Lo dice con esa autoconfianza de aquellos a los que la suerte les ha sonreído pese a que, objetivamente, no han hecho nada para merecerla.

Como escribió el clásico: la suerte no es para siempre. Sánchez parece creer que sí.

Opinión

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Esteban Hernández

Con más de 40.000 muertos no reconocidos, camino de cinco millones de empleos destruidos, un manirrotismo insoportable en beneficio propio y de los amigos, España a punto de pedir el rescate, con el país en plena cacerolada, con las colas del hambre abriéndose paso como la primera seña de identidad de ese conglomerado de 22 ministros, más el presidente, contradicciones ideológicas a gogó dentro de los socialextremitas... Con la certeza absoluta entre aquellos compañeros de viaje que le permitieron el acceso al poder de que no se le puede comprar un coche usado... Nos encontramos a un primer ministro que ha terminado de perder la última ratio de 'oremus' que debe presuponerse a cualquier tipo que recauda los impuestos.

¿Cuatro años, dice? Salvo que, en efecto, Sánchez sea el ser superior que se considera a sí mismo, el escenario se le presenta más crudo. Con una exigua minoría parlamentaria, con el PSOE balbuceando improperios (eso sí, por lo 'bajini', y con temor a la guadaña) y a la espera de su caída para despedazarle, con unos socios gubernamentales que le desprecian ética e intelectualmente, con los otros socios parlamentarios escaldados. Y, sobre todo, con un país que no olvida su gestión de la pandemia, no hay empresa aseguradora que le suscribiera póliza por cuatro años más.

Y máxime cuando lo peor de las revueltas sociales está por llegar. No hay sector, salvo el subvencionado por la 'paguita' y el resto de la "industria política" que no haya sido agraviado por este Gobierno. Desde el decisivo Turismo, al Agrario, al de Ocio, al mediático crítico —el otro está encantado de tener un petimetre que reparte cuartos—, los fiscales, los abogados del Estado a los que usa y tira como mascarillas anti-corona y los jueces (incluso los de la Democracia) a los que amenaza y presiona.

¿Cuatro años más de Sánchez, sumados a los dos que ya lleva en el machito?

¡Se admiten apuestas!