Lo importante es llenar las urnas, no las calles

Un poco de calma, por favor. Un minuto de silencio, 'please'. Escribe Fernando Savater algo empíricamente demostrable: "Los fanáticos e intransigentes siempre están movilizados, mientras que los moderados o indecisos confían irreflexivamente en que las cosas se arreglen solas".

Nada más cierto puede ser aplicable a la actual y trágica vida española. La oposición, fundamentalmente el Partido Popular, tiene la responsabilidad suprema de muñir una alternativa realista, fiable y ganadora que oponer al actual 'gobierno Frankenstein'. Esta es la gran cuestión; el resto se me antoja baladí, a pesar de todo lo grave (y es mucho) que está ocurriendo en este seco y cuarteado país que todavía coincidimos en llamar España.

TE PUEDE INTERESAR

Las protestas y manifestaciones organizadas por Vox colapsan Madrid

Pablo Gabilondo J. C.

La libertad no es divisible; por ende, no seré yo, más bien al contrario, el que ponga puertas al campo. La diferencia entre un régimen político despótico y una democracia plena como tendría que ser la española tiene su aquel en que precisamente no se pueden dividir los derechos fundamentales garantizados en la Constitución y todo el acervo de garantías de los que hemos disfrutado desde hace cuatro décadas.

En román paladino, las caceroladas son una forma como otra de demostrar al poder 'cuasi' omnímodo del que goza el Gobierno el malestar de los ciudadanos; las pataletas parlamentarias van de suyo, incluso aquellas que sobrepasan los límites de la moderación y el sentido común. Los que se pasen crearán en el imaginario popular una marca indeleble y, finalmente, pagarán en las urnas.

Las urnas. Tengo para mí que el acceso al poder no se gana en las calles, ni en las redes, ni en las tertulias. Al poder se llega mediante las urnas. Quienes llenan en fervores las urnas son quienes tienen legitimidad para tener la 'auctóritas' y la 'potestas' para dirigir los destinos de la nación a plazo fijo.

Tendría la impresión de que en ocasiones algo tan obvio se olvida.