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El PP como coartada
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Graciano Palomo

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El PP como coartada

Para su "blanqueo" europeo y entre otras potencias occidentales, Sánchez necesita imperiosamente un partido reconocido en esas instancias

Foto: El líder del PP, Pablo Casado. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado. (EFE)

¡Cómo se ha puesto el señor presidente —Casado&Abascal&Casado—! Todo porque el jefe del PP estima que votar favorablemente a tres prórrogas proconfinamiento son más que suficientes.

¿Cuál es la razón o razones para tamaño enfado? Ese encabronamiento monclovita no es baladí al llevar aparejados ataques, descalificaciones realizadas desde el poder institucional que teóricamente debe mantenerse neutral en el juego partidario, con la indeleble marca 'Redondo style', léase 280 asesores, EFE y RTVE a tu servicio, medios varios genuflexos y ganapanes parlamentaros prestos y dispuestos al disparo.

Foto: Pedro Sánchez, durante su intervención en el Congreso en el debate de la sexta prórroga del estado de alarma, este 3 de junio. (Reuters)

A estas alturas de la peli —podría titularse 'La gran mentira', dirigida por cualquiera de los múltiples subvencionados— es sabido que cuando Sánchez persigue con tanto ahínco algo va de suyo. ¿Dónde estriba perseguir por tierra, mar y aire el apoyo del PP a sus excesivos celos por mantener a la población confinada cuando, al decir sanchista, la otrora derecha democrática se ha echado al monte? ¿Por qué insistir, presionar, amenazar con borrar del mapa a la principal formación de la oposición si, como dice el gobierno socialextremista, el PP ha quedado en una cosa despreciable y residual? ¿Por qué distribuir panfletos digitales —y de los otros— contra un partido que ha gobernado España durante 15 años si al decir de Tezanos no es más que residuo y marginalidad?

He aquí una razón tal real como poderosa. Los edecanes sanchistas —diplomáticos de oficio reconvertidos a la causa incluidos—, sus conmilitones en las comunidades europeas le han advertido que para las grandes potencias (Alemania, Francia), para las potencias medianas y pequeñas, pero que gozan de gran salud democrática y económica, no son de su agrado los acompañamientos de los que se rodea el gran timonel hispano. Para su "blanqueo" europeo y entre otras potencias occidentales, Sánchez necesita imperiosamente un partido reconocido en esas instancias y que forma parte de las grandes transnacionales políticas en la Unión Europea y en el resto del mundo libre. Esto es lo que realmente le interesa a Sánchez de Casado. O me lo ofreces o te rajo. ¡Ultraderechista!

Resumiendo: ¡Dame tu voto y cállate! Y, después, acompáñame con buena cara a Bruselas que me tienen que soltar el 'jurdó'

Si realmente hubiera interesado a Sánchez el acompañamiento del centroderecha en unas circunstancias tan extraordinarias le hubiera resultado fácil: cogobernanza, sinceridad, información real, complicidad… Nunca le interesó. Cuatro llamadas telefónicas de cinco minutos durante casi cien días de pandemia. Resumiendo: ¡Dame tu voto y cállate! Y, después, acompáñame con buena cara a Bruselas que me tienen que soltar el 'jurdó'. Y, después, ¡te callas! O "por qué no te callas…".

Afortunadamente para él, su partido y para la mitad de España, Pablo Casado se percató de ello transcurrido un mes.

En el círculo interior del PP hace tiempo que ha cuajado la idea de que Sánchez es ese político que siempre promete construir un puente aunque no haya río.

P.D. El pasado miércoles en sede parlamentaria, Pablo Iglesias, airado (como siempre), incontenido (como siempre), le espetó a la cara a Pablo Casado:

—¡Usted nunca será presidente del Gobierno!

¿Qué quiso decir exactamente? Se admiten opiniones.

¡Cómo se ha puesto el señor presidente —Casado&Abascal&Casado—! Todo porque el jefe del PP estima que votar favorablemente a tres prórrogas proconfinamiento son más que suficientes.

Pablo Casado Unión Europea RTVE